Excelente restaurante. Cocina tradicional, con una revisión moderna. Se
Excelente restaurante.
Cocina tradicional, con una revisión moderna. Se pueden encontrar todos los platos típicos de una población marinera y algunas carnes muy bien preparadas. El rodaballo con pisto de anchoa y aceite de chipirón es delicioso. El carré de cordero con crema fina de ajos y salteado de setas merece un aplauso.
Los postres también son extraordinarios. Sobre todo el "nardo", un helado de café con espuma de absenta. Exquisito. La tarta de queso con helado de queso, está buena, pero es muy contundente.
Con el vino tienen un trato muy bueno. La carta es amplia y variada. Los precios están ajustados a mercado.
El servicio es extremadamente amable, sin hacerse empalagoso. Muy bien. El local es pequeño, aunque tiene espacio más que suficiente para las mesas que hay.
El precio ronda los 45-50 euros por persona.
Entré la primera vez casi por casualidad... Pero he tenido que repetir!