Desde la primera vez que fuimos habíamos ido notando una clara tendencia hacia la mediocridad, pero en esta última visita dio la impresión que tanto el servicio como la elaboración se han recuperado un poco.

Se trata de un local de tapas, aunque tiene un sala para comer a la carta (aunque no sea lo más indicado). En nuestro caso optamos por cenar en plan tapas, y pedimos las siguientes:

2 raciones de rovellones; Por suerte les avisamos de cómo los queríamos y al final los prepararon muy bien.
Patatas bravas; decepcionantes.
Pulpo; Bueno
Surtido de butifarras; Bien
Surtido de quesos; Muy "normalitos"
Escalivada; Bien sin más
Muslitos de pollo en plan Chupa chup; Prescindibles

Para beber optamos por cervezas.

Se trata de un local para ir a comer en plan tapas y poca cosa más, y sobre todo, si el resto de locales por la zona están cerrados.

Fatal la experiencia en este restaurante. También me gustaría comentar que la oferta de restaurantes en Andorra la Vella es demasiado mínima gastronómicamente hablando.

Comida pésima. Destacando negativamente la ración de pulpo: pagamos casi 14 euros por unas patatas sin hacer y un pulpo de risa.

Pero lo peor, el servicio. Ejemplo. Entra una pareja y se sienta en mesa cercana. Piden fuego al camarero y éste responde: "No, no tengo" y se vuelve a la barra sin nisiquiera molestarse en buscar un mechero o unas cerillas. Lamentable "customer service" y lo peor es que lo estamos aceptando en este país.

Era domingo noche y todo cerrado, por lo que paseando por el centro de Andorra la Vella me encontré con este local con buen ambiente. Aunque por fuera parece un mesón rústico (mucha madera), ideal para tomar unas cervezas y/o vinos con unas raciones o pinchos, al fondo hay una sala con aires de restaurante (eso sí, muy informal).
Servicio atento y un tanto familiar pero escasísimo. Habría unas 30-40 pax cenando y solo había un camarero. Muchísimo calor. Mesas muy próximas.
Carta tocando platos regionales de muchos puntos de España (pulpo a feira, caracoles a la llauna, calamares a la andaluza, callos con garbanzos, etc). Había un buen surtido de torradas elaboradas de diferentes formas (salmón, jamón ibérico, escalibada con anchoas, etc). Entre los segundos carnes y pescados del día (lubinas y doradas que en la carta figuraban como de ración; me imagino que de piscifactoría).

Cena para 1 pax:
Una ración de caracoles a la llauna (es la primera vez que los como; a mi modesto entender estaban tiesos como la mojama).
Medio conejo a la parrilla con unas verduritas (en este caso si que me gustó y mucho).
Postres (la mayoría industriles). Pedí Panna Cotta que no sabía a nada.

No pedí la carta de vinos (no puntúo). Solo tomé agua.

Sin detalles ni antes ni después.

Precio total: 32€