Una opcion

Tras el paso de los excesos de diciembre y la cuesta de enero (económica y de dieta) hemos vuelto de nuevo (mi compañero de correrías y yo) a los miércoles gastronómicos, en los que solemos frecuentar restaurantes de fuera de la capital y en general poco conocidos, al menos a nivel mediático.

El local le ha definido perfectamente Javier y poco más tarde de las 14 horas nos acomodamos los dos comensales en una sala con una ocupación cercana al 80%, en la que la mayoría comía el menú.

Mantel de tela con uno de papel sobrepuesto, con servilletas de tela tras percatarse el responsable de sala que nos decidíamos a comer a la carta.

De entrada hemos compartido unas setas rellenas de ibérico y unos pimientos verdes rellenos de mollejas, en este orden.
El primer plato se presentaba como si fuese una lasaña con sólo una capa interior, que ocupa el ibérico y el exterior de setas, troceado y cubierto por una salsa difícil de definir. El plato resultó agradable en conjunto.
Los pimientos verdes rellenos de mollejas, francamente no nos agradaron, con un contenido en el que al menos a mi, me fue prácticamente imposible definir el momento en el cual me encontraba con las mollejas dentro de la besamel y la salsa que lo recubría me dio la sensación de ser prima hermana de la del primer plato.

De plato principal nos decidimos ambos por San Martín de ración, al horno con patata panadera, generosas raciones, buen nivel del pescado y excelentes las patatas. Por poner una ligera pega uno de los lados de un San Martín, resultó ligeramente seco quizás a nuestro criterio, por ser haberle correspondido al fondo el horno.

De postre hemos compartido una carta de queso de Tresviso, habiéndose conseguido un buen punto de sabor sin resultar demasiado fuerte. Quizás sea una manía mía pero le sobraba, el acompañamiento de la dichosa nata que suelen poner en muchos lugares en los postres y que en mi opinión suele estar muy pocas veces justificada.

En cuanto a la carta de vinos dispone de bastantes referencias, algunas interesantes y a precios normales. Se realizó cambio de copas y el servicio se limitó a descorchar y probar. Tomamos Leione crianza 2005 (15 €).

Dos cafés completaron la comida junto a dos cervezas al inicio de la misma.

El importe total de la factura ascendió a 88 euros.

En conjunto una cocina con luces y sombras, una carta de vinos y del servicio del mismo aceptable y en cuanto al precio, aunque hemos tomado pescados salvaje y éste no engordo el resultado final en demasía (16,55 € mas IVA por ración), dado el lugar y el servicio en general alcanza el aprobado con cierta dificultad.

  1. #1

    G-M.

    La próxima vez que pase por Cantabria, será en miércoles...
    Menuda pareja!
    Jaja

  2. #2

    Gabriel Argumosa

    en respuesta a G-M.
    Ver mensaje de G-M.

    Invitado estas, mi compañero es ademas colega profesional mio, nos conocemos desde la epòca de la facultad y tenemos la misma especialidad.

    Curiosamente se asemeja algo a ti, sobre 1.90 con gafas de concha. je je

  3. #3

    Otilio Haro

    Que bien lo defines. A Aurelio también.

    Un abrazo

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