Nueva visita a ARC, Ricard nos preparó un menú especial formado por por los siguientes platos:
-Crema cuajada de guisantes y bacalao
-Menestra templada de invierno con veloute del aceite de su escabeche
-Pescadilla en salazçon con jugo al oloroso
-Calamar con sang en ceba
-Guisantes, habas y trufa
-Sopa de cordero picante
-Huevo frito, jugo de pollo al ajillo y trufa
-Lenguado a la menuniere de aceite de oliva, salsifis y tomate seco
-Arroz meloso de vaca gallega
-Liebre a la royal, pera escalivada y rucula
-Calabaza asada, yogurt y jengibre
-mousse de galleta, fresa y coco
-Vainilla y chocolate
Algunos platos ya clásicos, como la pescadilla en salazón o el calamar con sang en seba, en una version evolucionada, aunque me gustaba más la anterior (no me acaba de convencer demasiado la textura que tiene ahora); otros imprescindibles, como la sopa de cordero con toque picante y otros sorprendentes como el arroz meloso de vaca gallega, un arroz realmente soberbio y muy diferente a todo lo que he probado en cuestion de arroces, con una potencia y un sabor que puede llegar a descolocar a mas de uno. También probamos algún plato de nueva cosecha como la impresionante liebre a la royal.
Interesante también el juego de poner dos platos con los mismos ingredientes, la crema de guisantes y el plato de guisantes y habas (ambos con bacalao), para que el comensal pueda apreciar lo diferente que pueden llegar a ser.
Postres a la altura, quizás demasiado potentes para acabar el menú.
Unos platos cuya característica fundamental es que todo sabe a lo que tiene que saber o incluso mejor de lo que tiene que saber. Todo ello debido a la utilizacion de los mejores productos, de usar ingredientes en perfecto equilibrio para que ningún sabor solape a otro (quizas en este sentido fallo el plato de guisantes con habas,que solo me supo a habas) y la utilizacion de las últimas técnicas gastronómicas para potenciar el sabor de estos.
La única "pega" de este menú podría ser la dificultad de llegar en condiciones de disfrutar los últimos platos, fundamentalemnte por la contundencia y el sabor de algunos platos, sobre todo los últimos.
El restaurante ya funciona a pleno rendimiento y ya están todas las zonas habilitadas, intentando distribuir a los comensales para que las mesas con pocos comensales no se junten con las mesas grandes.
Maridamos el menú con 4 vinos, uno de ellos un curioso vino chileno, muy masculino, que nos gustó bastante. Me parece interesante la opcion de poner pedir diferentes maridajes en funcion de lo que se quiera gastar el cliente (de 4€ a 10€ por copa)
Excelente servicio del vino, aunque con algún pequeño despiste como servirnos el vino dulce en el segundo postre.
También disponen desde hace poco tiempo de un par de menús más económicos, uno de ellos formado por 3 entrantes y donde puedes elegir el plato principal de la carta, además de un postre a 54€.
De visita imprescindible
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