Nueva y buena opción en Cádiz.

Después de ir a ver la última de Tarantino la jefa y yo fuimos a cenar en este nuevo local en el centro de Cádiz. Está situado en el local que regentaba el antiguo Zapata. La decoración es buena, ha sido un buen lavado de imagen, y destaca la cantidad de botellas de vino que hay en sus estanterías y lo pequeño que es.

La carta de vinos es extensa, sobre todo en tintos, aunque en blancos nada más tienen 8 referencias, más 3 de cava y 3 de champagne. La carta de tapas también es extensa.

Empezamos tomando una copa de un Rueda verdejo: Analivia del 2008. Nos abrieron la botella. Un vino totalmente prescindible. En nariz sigue todos los parámetros de este tipo de vino pero en boca la acidez resulta muy molesta. Para las primeras tapas, Bacalao ahumado con salmorejo y la respectiva tacos de brie con salmon ahumado, acompañados estos últimos con una mermelada de frambuesa que no pintaba nada, pedimos un Chardonnay de Otazu. Buen vino, aunque se notaba que la botella llevaba más tiempo del que hubiesemos deseado. Las tapas estupendas, tanto en presentación como cocción. Las copas para el vino en la forma eran las idóneas, pero la calidad del vino es algo que deben mejorar. Cambiamos de vino para las siguientes tapas: Quita de Tarsus. Un ribera del Duero muy bueno pero con una pega: las copas eran burdeos, y el vino es aún joven. Aunque al final pude hablar con el dueño y me dijo que el motivo de ese tipo de copa es que vende mucho más que una burdeos o una cabernet. Las tapas fueron solomillo de pato y solomillo de cerdo al PX. Excelentes en cocción, temperatura, presentación. La verdad es que en el tema culinario cuidan muy bien los detalles. Acabamos pidiendo una tapa de chicharrones, y en vez de ponerle el limón como se hace en Cádiz les pusieron curry. Muy buena elección y además en muy pequeña cantidad para no matar al vino que estás tomando. Acabamos tomando dos cavas: Roig Oller y el valenciano Torre Oria Brut. Bueno el segundo aunque a mi parecer a dos millones de años luz del Roig Oller. Lo malo fueron las copas. Unas copas muy monas pero totalmente inadecauadas hasta si es agua lo que se toma. El tallo muy largo acabando abriéndose, y toda la copa contiene el cava. El dueño me adujo el mismo motivo que en las Burdeos, y hasta la jefa me dijo que medio local nos miraba cuando nos lo sirvieron.

En resumidas cuentas, un buen lugar pero con algunos detalles que a mi no me acabaron de agradar. Los camareros y el dueño simpáticos e impecables realizando su servicio

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