Como en casa

El restaurante del más antiguo establecimiento hostelero de Andorra ocupa un diminuto comedor (tres mesas), cálido y realmente acogedor, decorado con una elegante rusticidad en la típica arquitectura pirenaica.

La cocina es la de toda la vida, casera y sabrosa, presentada en varios tipos diferentes de menús. Tomamos el especial de fin de semana (23 euros), con unos deliciosos espárragos con mayonesa, un fantástico arroz de montaña preparado en el momento como mandan los cánones y un lomo de orza con ceps realmente suculento. Nos prepararon igualmente unos ceps salteados cogidos de esa misma mañana. De postre un puding casero con chocolate negro que todavía hace que me relama. ¡Fantástico!

La carta de vinos es tan diminuta como el restaurante, unas 15 referencias. No hay espacio para guardar más. Divisamos un cava que no conocíamos, un Capdevila Pujol brut nature muy rico y que acompañó perfectamente. Copas de vino adecuadas. Servicio familiar, siendo la primera vez que fuimos nos sentimos como en casa. Complicado estar más a gusto.

Esta es una casa de comidas de las de antes, donde disfrutamos de una cocina casera sabrosa como pocas y de un trato familiar y acogedor. Un lujo en el casco antiguo de la comercial Andorra la Vella. La próxima vez nos alojaremos en una de sus preciosas habitaciones, seguro que merece la pena por su tranquilidad.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar