Sorprendente

Ayer fue la primera vez que acudimos a este restaurante, pero como le dijimos a su cocinero, "no será la única".
El local es pequeño, y siendo martes, habrían unas cinco mesas ocupadas. La decoración no es sofisticada, pero el ambiente es familiar y resulta agradable.

La calidad de los productos es estupenda y su elaboración cuida y respeta el sabor original de cada alimento. Pedimos navajas, una ostra, el montadito de cocotxa de bacalao (bien cargado y riquísimo) y el de arenque (tiene mucho sabor y lo acompañan con cebolla y mantequilla, que le quita el escozor a la hortaliza), y bacalao con muselina (tierno, meloso y en el justo punto de sal). Como nos quedamos con hambre,pedimos al jefe de sala que nos sorprendiera con algunos platos más. Recomiendo hacerlo, pues nos sacó un gran y sabroso champiñón relleno que recordaba a las tradicionales berenjenas rellenas.

De postre tomamos un trozo de tarta de chocolate y otro de tiramisú. Estában buenas, pero para nuestro gusto a la de chocolate le sobraba un poco de bizcocho, y a la de tiramisú un poco de licor y mascarpone (es más parecido a una tarta de moka). Ahora,no sobró ni una migaja.

La carta de vinos es correcta, y los blancos están muy bien de precio. Nos decantamos por un Nodus.

Es un sitio donde saben ganarse al cliente y a donde da gusto ir. Muy aconsejable.
Esperamos que sigan asi.

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