Arte en la plancha
Sitio recomendable especialmente por la mano que tienen en la plancha y la calidad de la materia prima. Como primera impresión el local es moderno, con poca separación en las mesas, así que el bullicio está garantizado, más aún si contamos que entre los empleados elevan la voz más allá de lo razonable. Al ser cena de Jueves y estar lleno (aunque me consta que siempre está lleno), el servicio de sala se atropellaba por lo que nos vinieron a tomar nota dos veces y el vino y el pan tardó más de lo previsto. Un agua y una cerveza para empezar. De vino pedimos un Enrique Mendoza Pinot Noir a 18€, el servicio del vino se limitaba a descorchar la botella y la persona que nos atendió sabía poco de materia enológica.
Pedimos Berberechos (excelentes), berenjena plancha (muy buena), gambas al ajillo (buenas), Calamar plancha (muy bueno) y Ciervo a la plancha (el punto perfecto aunque no es mi predilección la carne de ciervo). De postre un pastel de café y uno de chocolate (flojos). No recomendaría pedir postre. Un cortado para terminar y la cuenta.
El ritmo es demasiado rápido y al contagiarse comes a una velocidad superior a la deseada, desde que entramos al restaurante hasta que nos marchamos sólo pasaron 90 minutos, que para todo lo comido me parece un tiempo excesivamente corto.
La relación calidad-precio muy adecuada.