Regular

No es la primera vez que he estado en Pimiento, porque tengo un familiar de esos cabezones que le parece el no va más de guay el restaurante. Es caro en relación calidad-precio, teniendo en cuenta que, a excepción de los pimientos y los canutillos, la comida es más que normal. A menos de 20 kms. a la redonda hay 5 ó 6 sitios con la misma comida y a precios menos astronómicos.
Las raciones son escasas, el servicio lentísimo y con cierto desaire.
El vino, un cosechero muy frío y abierto al llegar a la mesa.
El lugar es muy peculiar pero poco cómodo. Nos tocó una mesa paralela a la barra que fue un contínuo ir y venir de gente.
Teníamos reserva a las 2,30 y empezamos a comer a las 3 y cuarto.
Y lo malo es que al final, zas... el hachazo.
Perfectamente prescindible. Acercáos hasta Haro, que hay lugares mejores.

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