Trabajo bien hecho

Tenía ganas de visitar el restaurant y, la verdad, no me defraudó. Lo primero que te engancha es el ambiente: cuidada decoración, ambientes recogidos, mesas razonablemente separadas, cocina a la vista, vajilla super correcta, temperatura ideal, baños elegantes.. Un entorno maravilloso.

Tomamos el menú de la feria y cortesmente accedieron a cambiarnos el arroz que se ofrecía (la calidad del cual no está en duda) por pescado + carne. Un detalle. 36 euros: 3 entradas (Melón caramelizado con mojama, Pastelito de patata con sardina marinada y pimiento), pescado (merluza con mejillones), carne (canelón de pollo con crema de maiz), prepostre (zumo de higos chumbos) y postre (hojaldre casero con crema de calabaza). Destacaria el palto de pescado muy encima de los demás, me encantó. Lo demás bien elaborado y presentado. Quien me acompañaba me comentó que en otras ocasiones le había gustado más el menú. Cuestión de gustos, supongo.

La carta de vinos es correcta aunque debería crecer un poco para aquellos que nos gusta probar cosas nuevas. Faltan algunas DO que van tomando relevancia en el panorama nacional.

El personal muy amable, cercano y educado.

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