El Laurel está ubicado a la entrada del casco urbano de Cocentaina si vienes desde Alcoy. Se trata de un viejo caserón rehabilitado. Tiene una sala principal y algunos espacios reservados como el de la bodega en el que estuvimos nosotros. La decoración es de estilo clásico con algunos toques rústicos para que no olvides que estás en un edificio del siglo XIX. El conjunto queda conjuntado y armónico. Las mesas bien vestidas, amplias y con una adecuada separación entre las mismas.
Ofrece una carta más que suficiente para satisfacer al comensal y también un par de menús para aquel a quien no guste elegir. El menú picaeta por 27 euros, muy al uso local, supone compartir 7 pases y rematar eligiendo un postre individual. El otro menú, el menú Laurel por 23 euros permite elegir entre tres entrantes para compartir al centro y elegir principal y postre individual.
Nuestro menú ex profeso para la ocasión:
Para el brindis de bienvenida: jamón ibérico de bellota con un fino viejuno Moriles Solera Fina 1ª Carbonell. Una combinación manida pero siempre ganadora la del Fino y la de un buen jamón ibérico excelentemente cortado como era el caso. El fino estaba bastante apañado para su edad, nariz todavía punzante, notas de hongos y de frutos secos. En boca cierta salinidad y un volumen medio.
Taco de atún escabechado con mayonesa de ajo negro y ravioli de yema de huevo. Un atún de innegable calidad, de escabechado suave y toque oriental, con vinagre de mirin, soja y jengibre. Acompañado de un ravioli frito que envolvía una untuosa yema de huevo y adornado con alga nori frita y germinados de ajo.
Acompañaba a este plato el fabuloso champagne Grand Cru Lilbert et Fils Cramant 2008 Blanc de Blancs. Con más de dos años de degüelle estaba en un momento espectacular de degustación. Amarillo dorado de burbuja bastante fina, limpio y brillante. Nariz de excelente intensidad, pera de agua, flores blancas y tenues notas de bollería. En boca presenta un ataque muy fresco. Elegante y equilibrado. Tandem disfrutable al 100%.
Coca de escalibada con perdiz y foie caramelizado. Sobre una fina base de masa quebrada se monta este plato que comprende una primera capa de una jugosa escalibada, la siguiente capa de perdiz escabechada en vinagre de vino blanco, coronando con un foie caramelizado, todo ello adornado con cebollino picado. Acompaña una reducción de vinagre Forum. Buen producto y excelente conjunción de ingredientes.
Plato que armonizamos con el champagne Huré Frères Memòire à Ludes Extra Brut solera 82, un gran champagne de corte cítrico y acidez bien afilada.
Alcachofas en tempura con salsa de chile y jamón. La salsa más bien es un consomé de caldo de ave infusionado con chile y hueso de jamón. Me encantan las alcachofas y este plato estaba tremendo con su puntito picante pero tal vez hay que comerlo demasiado rápido para que la tempura no quede humedecida por el caldo.
Acompañaron a las “difíciles” alcachofas los generosos Dos Cortados Lustau Almacenista Rosario Farfante y 25 Gaspar Florido Jerez Viejísimo. El Dos Cortados, tal vez fue uno de los más flojos de entre todos los vinos catados en esta jornada. Estando bien presentaba menos complejidad de los esperado, bebible y disfrutable pero ya pelín cansado. En cambio el 25 Gaspar Florido se mostró pletórico, con un registro en nariz bien complejo, en el que apreciar notas punzantes de flor, frutos secos, hongos, madera vieja y barniz. En boca presenta un ataque con mucho volumen, potente y sápido. Persistente y eterno. Me atrevería a decir que es un palo cortado.
Huevo poche, migas de pastor, patata trufada, crema de setas y chistorra tamizada. Para darle cierta ligereza al plato, la panceta que llevan las migas de pastor está deshidratada quedando una sensación menos grasa de lo que cabría esperar. Combinación clásica de productos y sabores quedando esta versión actualizada más elegante que la tradicional. Buena culinaria y buena armonía.
Otra vez recurrimos a los generosos para maridar este plato: a los amontillados Del Duque de González Byass (embotellado viejuno de los años 80) y al Old & Plus de Sánchez Romate. En esta tanda dieron la talla los dos vinos. Del Duque presentó una nariz punzante de buena intensidad a frutos secos, madera de balsa y notas de barniz. En boca se mostró potente, sabroso y salino, de notable recorrido y longitud. Un Vinazo que no falla. Old & Plus de Sánchez Romate con algo menos de potencia pero con mucha elegancia. Registros aromáticos muy nítidos, definidos y equilibrados. Tremendamente disfrutable, especialmente en boca.
Pan Bao con pato Pekin y Ketchup de Tamarillo. El pato pekin cocido en una salsa de ostra y de soja ya por si solo se presentaba jugoso. El kétchup que acompañaba muy original, elaborado con comino, eneldo, guindilla, soja, miel, jengibre y por supuesto tamarillos. Una versión muy disfrutable del clásico callejero de la cocina taiwanesa, ¡muy umami!
Le acompañó acertadamente a este difícil plato el Auslese Weingut Anton Siephen 1969er Reinhessen de color ámbar claro. Nariz de buena intensidad a fruta escarchada, flores marchitas, notas amieladas y sutiles hidrocarburos. En boca mantiene la frescura con notas dulces-acidas. Sorprendente con casi 48 años.
Merluza con falso risotto de verdura y costrón de frutos secos. El risotto no es tal sino una mezcla de verdura variada y está cocida con una suave crema de queso y caldo de pescado. La capa de frutos secos que corona el plato, una mezcla de almendra, avellana, nuez de macadamia y kikos. Mi intolerancia al queso hizo que sustituyeran el risotto por una cama de pimientos rojos. De todas formas la evidente calidad de la merluza casi casi eclipsaba todo acompañamiento.
El vino que maridó la merluza fue el riojano Phincas Thousand Mils 2010. Un fermentado en barrica de viura, garnacha blanca, palomino y moscatel del productor David Sampedro Gil. Aromas de buena intensidad a fruta de hueso, notas avainilladas, suaves tostados y un final balsámico mentolado. En boca presenta volumen pero compensado gracias a su estupenda acidez. Complejo y versátil. Me gustó este blanco fermentado en barrica “digerible”.
Pluma ibérica a la brasa con manzana asada. La pluma excelentemente cocinada quedando jugosa y tierna, con ese delicioso toque ahumado de las brasas. La manzana que acompaña rellena de torta del casar a excepción de la mía, claro, que se acompañó de un salteado de verduras al dente.
El único pase de carne no pudo ir más y mejor acompañado. Tres tintos riojanos fabulosos a cada cual mejor:
Barón de Chirel Reserva 1994 De capa alta, presenta una nariz bien intensa de fruta madura, café natural, caja de puros, cacaos y un fondo balsámico. En boca se presenta sabroso, de cierta potencia, taninos domados y acidez ajustada. Mejor en nariz que en boca y desde su apertura fue de menos a más. Muy buen vino.
Campo Viejo Gran Reserva 1970 Rojo picota de capa media-baja. Buena intensidad aromática a fruta roja, tenues especiados, flores marchitas, caja de puros, trufa, monte bajo y un fondo balsámico. En boca se presenta sedoso, amable, de taninos integradísimos pero apreciables y una acidez notable que lo hace muy fresco. Complejo, fino y elegante, lo tiene todo. Mi vino preferido de la experiencia.
Campo Viejo Gran Reserva 1964 Capa más baja que el anterior. Nariz algo cerrada, no tan intensa como la del 1970. Poco a poco se va abriendo y muestra aromas de frutas rojas, flores marchitas, recuerdos herbáceos, cueros, tabaco de pipa y un fondo balsámico. En boca presenta un ataque fresco y muy buena acidez. Un vino que a medida que pasaba el tiempo abierto mejoró ostensiblemente. Vinazo con mayúsculas, aunque disfruté más a su hermano del 1970.
Y llego la parte dulce, el postre, bueno uno no, tres. Un refrescante sorbete de manzana verde, un buñuelo que en su interior albergaba chocolate líquido y una coca de manzana acompañada de helado de canela. Postre cumplidor pero tal vez fue lo más flojo de este estupendo menú.
Armonizamos con tres dulces también.
Haut Sauternes Grand Vin Blanc Bordeaux 1947 de un bonito color oro viejo. Nariz de muy buena intensidad, con notas amieladas, leves recuerdos de naranja escarchada, café torrefacto y un fondo de desván. Boca sabrosa, con cierto volumen, dulce comedido e increíblemente todavía presenta muy buena acidez.
Château Guiraud 1er Cru 2003 Ámbar de nariz muy intensa, pera en almibar, orejones, fruta escarchada, caramelos de limón y notas amieladas. En boca es sabroso, graso y una dulzura compensada por la alta acidez que presenta. Largo y persistente.
Frankovka Rosé Raritní Ledové 2014 Una rareza de la Republica Checa, de producción muy limitada, tan sólo 299 botellas. Nariz cítrica de buena intensidad, recuerdos de flores blancas y un fondo balsámico. En boca es fresco, delicado y de dulce comedido.
Agradezco a Juanjo Santos su esfuerzo al tomar nota de las impresiones de cata y compartirlas con todos nosotros.
El Laurel es un restaurante muy recomendable, un valor seguro en la comarca, en el que disfrutar de una excelente cocina de mercado en un entorno muy agradable y a un precio ajustado.
El precio corresponde a lo pagado por el menú, los vinos fueron de aportación propia.
Post completo ilustrado con fotos en:http://www.vinowine.es/restaurantes/rte-el-laurel-la-mejor-oferta-de-mercado.html