La cocina japonesa ya tiene dueño en Murcia

Ser el mejor restaurante japonés de la Región de Murcia no parecía difícil hasta la fecha, lo que sí es difícil es viajar a Murcia desde Madrid, ciudad con los mejores japoneses de toda España (con el permiso de Barcelona), y quedar sorprendido por la carta, el producto, el trato y, por qué no decirlo, el precio.

Tuvimos la suerte de coincidir con Antonio, el dueño del restaurante. Nos contó que estos días está a caballo entre Los Belones y Murcia. En poco menos de un año ha abierto sus dos restaurantes y ha tenido tanto éxito que ya es difícil reservar mesa en fin de semana con menos de dos o tres días de antelación. Como ya nos habían advertido unos amigos, reservamos con tiempo y nos predispusimos con buen ánimo a nuestra cena "importante" del fin de semana en Murcia.

El mostrador de pescado y los televisores que hay distribuidos (discretamente) por el local donde pueden verse en directo las manos del cocinero preparando los platos son toda una garantía que anticipan la calidad del pescado que va a comerse uno y la profesionalidad del cocinero.

Patricio, el jefe de cocina, es chileno, por lo que la cena comienza con un sake sour marca de la casa. Casi nada alcohólico, con un punto ácido e ideal para abrir el apetito.

Echamos un vistazo a la carta, bastante completa, y escogimos algunos platos, si bien, esperamos al maître para completar el menú que íbamos a tomar con sus recomendaciones. No pudimos haberlo hecho mejor.

Por la mesa fueron desfilando:

- Tempura de verduras/langostinos.
- Tataki de bonito. No lo había probado nunca antes. Impresionante. Se deshace en la boca.
- Tataki de atún.
- Sahimi de Atún/Rodaballo/Denton. Recomendaciones de Antonio para esa noche.
- Anguila del Mar Menor. Excepcional. Un privilegio tomarla. Lo normal es que se exporte directamente la práctica totalidad del producto.
- Niguiri Enso (ventresca de atún con un poquito de foie caliente y una reducción de PX).
- Empanadillas de Wagyu. Invención de Patricio. Hacen sólo unas pocas por noche. Tuvimos suerte y hubo una para cada uno. Muy bien hechas, carne excelente.
- Atún Picante.
- Negitoro. Hecho en el mismo momento por Patricio. Buenísimo.
- Maki de erizos de mar. He de reconocer que tengo debilidad por esta pieza.
- Maki de tartar de salmón.
- Tiramisú de té verde para finalizar. Una cucharadita para cada uno. No podíamos mas!!!

Después de una Kirin, me dejé aconsejar y cené con Sake, que cada día me gusta más. Antonio nos cuenta que tiene pendiente ir completando la carta de vinos. No obstante nos fijamos y comprobamos que en la actual no falta una buena variedad de Champagne y unos vinos blancos y tintos muy bien escogidos.

Precio por persona: 47 €. En Madrid, con las calidades (y la cantidad) que tomamos, el menú no hubiera bajado de 80 €. Sorprendente, a decir verdad.

Todos coincidimos en que el producto es el buque insignia de la casa. Se pueden tener distintas opiniones en cuanto a la forma de cocinar unos platos u otros, pero la ventaja de un restaurante japonés es que los sashimis y los niguiris nunca mienten. La calidad fue fuera de lo normal. Sólo había probado antes un atún igual al de este fin de semana. Y he probado muchos…

Como somos muy curiosos y como Antonio resultó ser un maître educadísimo y muy simpático pudimos hablar un rato tranquilamente con él al final de la cena. Nos contó que ha estado viviendo en Japón dos años, que conoce perfectamente la industria atunera y que ha estado siempre ligado a la restauración japonesa por motivos profesionales. No en vano conocía más restaurantes y (personalmente) a más restauradores en la Capital que cualquiera de los comensales, que no nos dedicamos a esto, pero sí que llevamos ya bastantes años frecuentando restaurantes japoneses. De hecho nos hizo un par de recomendaciones de restaurantes en nuestra tierra a los que ya estamos deseando ir.

Para finalizar, simplemente subrayar la magnífica iluminación y distribución de mesas del local. Un detalle que, viniendo de Madrid, es bastante de agradecer.

Ya tenemos un referente en Murcia.

Volveremos.