Le falta fuelle

Restaurante y galeria de arte ubicados en el corazón de la Eivissa profunda. El lugar es bonito, sa botiga de toda la vida de este lugar transformada en el local actual. La terraza en verano se hace muy agradable. La propuesta es la de una carta de comida mediterránea con claros tintes afrancesados elaborada, en parte, con producto autóctono. De entrante salmón marinado muy bueno, sabroso. Los segundos resultaron más fallidos: pechugas de pollo con salsa de mostaza y magret con salsa de frambuesas, tan solo correctos. El postre volvió a subir el nivel, ya que, la tarta tatin estaba deliciosa. Tiene que mejorar mucho el servicio, esperas interminables entre platos (con el local medio lleno) La carta de vinos corta y también muy mejorable. Creo que es un local pretencioso, pero fallido en el intento, demasiado irregular. Quizás demos segunda oportunidad... o quizás no...