Restaurante turístico situado en pleno centro del municipio de la Pineda. En verano con todas las salas y terrazas en funcionamiento dan de comer a unas 150/200 personas a la vez pero gracias a su enorme cantidad de personal, tanto en cocina como en las salas hace que la atención sea rapida. Horario ininterrumpido de cocina de 12:00 a 23 horas todos los dias de la semana, al menos en verano. Las salas son grandes pero la distancia entre mesas se queda muy justa, yo tenia apenas un palmo con la de al lado. Aún así las propias mesas son anchas y las sillas cómodas. No dispone de aire acondicionado aunque tiene muchísimos ventiladores de techo lo que unido a la cercanía al mar y a que todo su perímetro está abierto hace que se este bastante bien. En la sala principal encontrareis un enorme vivero con mariscos vivos y muchas fotos ilustrativas de sus platos por todo el restaurante. El propio restaurante se automenciona como “arroceria” con uan gran variedad, desde arroces de marisco, mixtos, de carne etc… Nos decantamos por unos mejillones de roca al vapor y unos calamares a la romana. Todo hecho al momento y muy rico, acompañado de All i Oli y romesco ( muy bueno por cierto, con poco pan, o nada de pan, que lo aglomere) De segundo una paella marinera con sus gambas, cigalas, mejillones, sepia, pequeños trozos de pescado, y pimiento. Muy buena y con mucho sabor. Como postre un helado con nata y un chartreuse amarillo. Como pan, mini chapatas. Carta de vinos bastante amplia con varias referéncia de varias denominaciones, incluso alguna francesa, varios cavas, champagnes, vinos dulces, semidulces, eso si, sin añadas ni variedades en la carta. Me fijé que los tintos los tiene en una vinotera cavevinum de dos temperaturas, lo que no es habitual en restaurantes tan bulliciosos y turísticos de este tipo. Nos decantamos por un viñas del vero Gewurtraminer 2008 a precio muy razonable 15 euros. Lastima la cristalería que no está a la altura de la carta y el propio servicio del vino es muy simple. Mantelería base de tela con mantel de papel sobrepuesto. Menaje y cubertería sin más historia pero correcta, aunque los platos eso si bastante grandes de tamaño y de cantidad, al menos de arroz. Dejan fumar.
Resumiendo: me sorprendió la calida de la comida en general, la carta de vinos, el trato de los camareros en pleno mes de agosto y con el restaurante hasta los topes, veías como atendían a los comensales sin una mala cara e incluso comentando cosas en plan de broma. Al de al lado de se callo un cubierto y en 10 segundo ya lo tenia cambiado. Servicio atento y rápido aunque con la espera lógica de los platos de arroz. Todo esto lo comparo con muchos restaurantes turísticos de costa en los que el trato y todo en general muchas veces no es comod eberia ser.
En definitiva un restaurante turístico, sencillo pero muy recomendable, con una amplisima carta marinera y todo hecho al momento, aunque si uno busca tranquilidad, en temporada estival no la encontrarás. En septiembre, cuando la cosa esté más tranquila volveré.