Sorpresa desde el principio

Preguntando a un entendido en estos menesteres del comer y beber (doy fe que lo es) que restaurante nos recomendaba en O Grove, entre los primeros de la lista aparecía Solaina y el Nuevo Solaina, que posteriormente me he informado y que oficialmente se llama el primero Solaina y el segundo ASolaina, ubicado este segundo en la calle Peralto. Por tanto el comentario que ha colgado Antoliano, por la dirección y por la descripción del acceso al restaurante del ASolaina (estuve en la puerta del otro local) es donde nosotros acudimos un sábado noche a cenar.

El entorno está magníficamente dibujado, solo me permito añadir que la ocupación era del 100 por 100 con predominio de grupos y que las mesas se encontraban demasiado juntas. El ambiente con un local con ese nivel de ocupación y con grupos de comensales, era dicho con todo respeto “popular”.

Mesas con vestimenta y complementos de tipo normalito, acudiendo un chico joven a ofrecernos lo que se disponía fuera de carta y recomendando lo que a su criterio mas merecía la pena.

Posiblemente su proceder será el habitual pero a los seis comensales (que todos estamos muy placeados en restaurantes) nos dio la sensación de querer vender, sin fijarse en las preferencias de los comensales. Como detalle puedo comentar que tras unos días en Galicia nos habían comentado que las zamburiñas, no estaban en su mejor momento y cuando nos ensalzaba las mismas en distintas preparaciones, al solicitárselas a la plancha (mecanismo que en muchas ocasiones da el saber de su frescura) no se dio por aludido y persistía erre que erre.

Ante la situación y reconociendo que habíamos comido a un buen nivel por tanto no estamos para grandes alardes en cantidad, optamos por cosas sencillas en plan de compartir, salvo dos caldos gallegos y una sopa de marisco, que fue lo único que se salvó de la cena con un aprobado justito.

El resto fueron unas croqueta de camarón (fueron rodando por la mesa sobre el plato) pulpo a feira, que se presentó todo en buena cantidad con dos capas de pulpo pero que el pimentón sólo alcanzaba a la capa superior. Tres empanadas de vieras discretas y dos de almejas a la marinera, servidas por decisión del servicio o de la cocina con un intervalo de 10 minutos, las primeras con la carne algo gomosa y ligeramente frías y la segunda a un nivel casi aceptable (al comentar estos detalles con una de las camareras no supo darnos explicación de la diferencia entre unas y otras y no se molestó en solicitar la explicación en la cocina).

La carta de vinos con predominio de la zona, servicio descorchar y dejar, tomamos dos botellas de Enxebre 2010.

Junto con un postre, la cuenta ascendió a 130 €.

Siempre suelo hacer al final de los comentarios de los restaurantes un resumen de las impresiones, en este caso sólo decir una cosa: que ha sido el único lunar de nuestra estancia en Galicia.

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