Hotel gastronómico

Así se define el lugar y así lo gestiona Diego Arasa que se ocupa de todo y en especial se ocupa de la parte fundamental: que el cliente sea feliz y si puede serlo un poco más, se esfuerza en lograrlo.

El lugar, en las afueras de la población y junto al polideportivo (opción de piscina y de practicar deportes), con amplio aparcamiento propio y el del deportivo. El edificio del hotel con habitaciones en el piso de arriba y la parte baja destinada a una terraza y al restaurante. Dispone de un menú degustación mensual que este mes incluía carpacio de bacallà, sopa de melón, suprema de lluç, sorbete de limón, confit de pato, pastel de queso y también café, agua y vinos de la bodega por 30€.

En mi caso no había opción pues se trataba de alojamiento y media pensión. A destacar el desayuno que fue a propuesta personal de Diego (el dueño): zumo naranja, tostadas con aceite y jamón y cafés con leche; pero... además en la barra estaban todo lo que se llama un buen almuerzo: huevos fritos, embutido, pisto, pescaditos fritos, verduras plancha, varios guisos, carne. Y las raciones son como si no hubiera mañana y todas las mesas llenas con sus olivas en la mesa, su botella de vino de la casa y su sifón.

Nuestra cena incluida en el pack, en el restaurante con amplios ventanales a la montaña, todas las mesas llenas casi todo varones de edad intermedia que parece una mezcla de gente del lugar y de viajeros, con mesas suficientemente separadas, manteles de cuadros, copas, cubiertos y platos básicos, sillas diferentes. Un pan correcto y un buen aceite de arbequina, como no, de Diego. Para beber y en copas correctas y servido en la mesa, un par de copas de magnum tinto de Castillo de Monjardín 2011 crianza coupage selección y de blanco Edetane de garnacha blanca y agua sin gas Veri. Una pena no disfrutar de su amplísima carta (300 referencias en su cava) del sommelier, como no, el propio Diego; una carta que ha merecido menciones de a propia Generalitat. Del menú del día (de la noche, porque fué para cenar) a elegir de varios primeros y segundos y postres. Lo tomado:

. sopa de pescado: intensa, densa, casi se cortaba.

. ensalada con queso de cabra: lechuga básica y tosta con queso de cabra

. corvina x 2: buena ración, buen pescado y buen punto de plancha, con un poco de buen pisto.

. postres: crema catalana, perfecta de sabor y textura y macedonia de fruta correcta.

Todo ello con la presencia familiar pero correcta, de Diego queriendo que disfrutes con lo que hay, y si no lo busca.

Habrá que volver al menú gastronómico; pero también a su amplia carta de comidas (ver web) que anuncia una buena cocina y emplatado; pero es que además es también un sitio de parada y fonda de viajantes como ha sido mi caso y lamentablemente dejará una media de valoración por debajo que merecería por las otras opciones. ¿Faltará algo? Yo no encuentro excusa para no ir ñporque experiencia tampoco le falta: ahora cumple 25 años.

¿El precio? Pues era un pack de esos de regalos navideños por 99€ y si el hotel con desayuno va en web por 73€, pues sale por unos 13€ por persona el costo de la cena.

Una joya gastronómica (y enológica) que hay que apuntar para la visita (o el paso) por el delta del Ebro. Eso sí, en un ambiente familiar, cercano, sin mantel de seda donde lo importante es lo que se va a comer y a beber.