Fuimos el dia 23 a les Cols d’Olot. Era nuestra cuarta visita, y hasta esta considerabamos el restaurante como el mejor de la Garrotxa. Pero han bajado mucho su nivel, Ca l’Enric los supera i les da mil vueltas. Nada de sorprendente y menú de degustación carísimo por el producto tratado (no llegaba a 12 euros y pagámos 60). Nada bien tampoco lo de pagar el pan y el aceite (5 euros) en otros sítios sirven el pan y hacen degustación de aceites si pagar un extra (por ejemplo en Ca l’Enric, Restaurant Empòrium...).
Aunque debemos felicitar al sumiller, a Ramón (un gran profesional).
Puede que fuese nuestra última visita

Velada inolvidable en un entorno de película. Incluso la lluvia dio al espacio acristalado con vistas al huerto una apariencia mágica. Menú degustación a 39€ increible, menudo chollazo. Servicio impecable, personalizado, ubicación muy buena en la sala y visita comentada al restaurante al acabar, con cocina incluida. Carta de vinos interesante, aunque falta mejorar en pequeños formatos (aunque es algo generalizado). Imprescindible visitar la comarca

Una sorpresa agradable. Ambiente aparentemente frío, pero se caldea con el trato. Comida muy acertada de la zona, con un precio más que asequible. Vinos a la altura. Combinación excelente de quesos con mermeladas de la casa y nos sentaron en una mesa aparte para tomar más cómodos los cafés y las copas. Impresión muy buena en general. Son profesionales. Eso es todo.

Una última visita nos ha hecho disfrutar de un delicioso día de invierno en este impresionante restaurante. Del local, no hay mejor descripción que la que puede crearse uno al visitarlo. Modernidad en un entorno rural encantador, aunque se le puede criticar una ligera sensación de ambiente frío. El servicio de sala y de vino es correctísimo, con un buen equilibrio entre frescura y respeto. En lo que se refiere a la cocina, buen intento de modernizar platos con los ingredientes de la tierra (La Garrotxa), con buenos fundamentos y sin excesivos artificios, aunque si aplicando las técnicas modernas de cocina. Recomendable el menú degustación (42 euros).

Referente al servicio del vino, impecable, con un buen uso de decantadores (me jarrearon un Gaisbohl Ruppertsberg Riesling 1998 de Dr.Bürklin-Wolf, sin ningún problema). Copas Spiegelau Authentis. Precios un tanto elevados, pero correctos conforme a la práctica generalizada del sector (Gaisbohl Ruppertsberg Riesling 1998 a 36 e., Finca Malaveïna 2002 a 27 e.). Para volver cuando llegue la primavera a Olot.

Agradable restaurante un tanto incomodo i frio. El entorno es precioso y correcta ubicación. Carta de vinos mas que correcta pero desmerecizo trato al vino. Copas espigelau. Comida un tanto correosa y falta de fuerza en algunos ingredientes, guarniciones y aperitivos. Tardaremos en vovlver.

Tras mi ultima visita al restaurante me gustaría rectificar que quizás no presté suficiente atención al servicio del vino. Esta vez ha sido magnífico (Leda 2000 decantado y copa Spiegelau) y he podido revisar con mayor atención la carta que, sin demasiados alardes, es más que correcta y con algunos precios muy buenos (El Leda que tomamos po 35euros).
La cocina, como siempre, al más alto nivel y con excelente relación calidad/precio. Tanto que se habla ultimamente de los restaurantes bluff este nunca lo será.

Genial restaurante con un nivel culinario alucinante y una decoración que deja mudo. Los vinos bien, sin destacar demasiado pero con correctas y famosas referencias. Ojo al precio: 39€; por un menú degustación de ese nivel es un chollo que no se debe pasar por alto.

Restaurante ubaicado en masia antigua reformada (con premio FAD incluído) para darle un aire moderno sorprendente.
La comida es de toque moderno y muy bien presentada. Menu degustación por 39€; que vale la pena de verdad.
El vino impecable de servicio (copas Spiegelau), temperatura y precio (tienda x 1,5 o menos).
No diria que la comida destaque por encima (ni por debajo) de otros de su categoría (Ot, Hisop,...) aunque por entorno ya debería conocerse.
Mi puntuación sería un 4.5, ya que creo que la cocina irá mejorando.

Espectacular. Antigua masía restaurada con un interior del siglo XXII. Vista al jardin (a la altura de los ojos), a traves de muros de cristal las gallinas pasean y comparten mesa con los comensales. Pletórico de luz natural. Lo peor, las sillas, el resto genial. De menos a más: la comida (sofisticada y sabrosa), la decoración interior (impresionante, incluso la bodega), la carta y el servicio del vino y sobretodo, el precio del vino (Cims de Porrera 98, 49€). Buen sitio, para beber sin cortarse, arriba de todo. (2 excelentes menús degustación + Cims Porrera/98 = 140€). Volveré.