El hotel cuenta con 2 restaurantes y un lounge bar. El que comento es el "Verdil", en la parte de la terraza. El entorno es perfecto para una velada tranquila, incluso romántica. Separación entre mesas que te permite intimidad. Destacable el servicio, con muy buena atención y amabilidad. Cristalería correcta (copas tipo balón). A pesar de la calidad del hotel y su excelente entorno, la cocina y los vinos son mejorables ampliamente. Platos sencillos, con variedad justa. Esa noche estaban haciendo sushi, que fuen bien indicado por quien nos atendió, pero preferimos ceñirnos a la carta. Pescados, algo de carne y un par de platos al centro. De vino nos decantamos por Vino Macareno 2006, que aguantó bien la comida. La carta de vinos con precios correctos, pero muy escueta. Mejorable sin duda para un sitio de esa categoría. Temperatura del vino perfecta, eso sí.
Con café y un postre para los cuatro que íbamos, 50 euros por persona. Precio correcto rozando el límite para ser caro por lo que ofrece. No sólo del entorno se puede vivir. Ah! es fácil ver a algún famosete de vez en cuando por ahí.