Bella sin alma

Segunda visita a Ramón Freixa Madrid, y segunda ocasión en que el señor Freixa no se encuentra en el restaurante. Hay que recordar que no se trata de una asesoría del cocinero, sino –supuestamente- de su restaurante bandera en la actualidad.

El servicio es muy eficaz, aunque un tanto distante, y la carta de vino es enciclopédica, con unos precios X2, aproximadamente.

Tiene buenos de talles, como los Snacks previos o la Dulce Espera (pequeños bocados dulces que sirve antes de los postres), un buen cesto de panes fabricados por el padre de Ramón, o el cambio de servilletas antes de los postres.

Ofrece, aparte de la carta, varios menús, destacando en la actualidad uno de caza y trufa (120 E), y dos menús degustación (80 y 95 E respectivamente), con un aperitivo, dos o tres entrantes, carne, pescado, quesos cocinados y postre/s.

Antes de empezar el menú sirven un par de Tejas (de cacao y arroz inflado) y un surtido de Snacks para comer con las manos: una serie de pequeños bocados (esponja de parmesano, pequeña croqueta de pimiento, la perla…), más vistosos y divertidos que interesantes desde el punto de vista gastronómico.

Como aperitivo nos pusieron un Ravioli de patata relleno de butifarra negra, con la patata sustituyendo a la pasta. Sabroso, aunque salió algo frío.

Primer entrante: En el plato principal sirvieron un canutillo de perdiz escabechada, que se acompañaba (en dos cuencos diferentes), por un lado, de una esferificación de los jugos de la perdiz, y por otro, de un consomé. El mejor plato de la noche.

Segundo entrante: Vieiras a la plancha con alcachofa declinada (es decir, en tres presentaciones: crema, chip, y media alcachofa a la plancha), acompañadas de una “masa dura de trigo” (semejante a la polenta). Sabores intensos, aunque los ingredientes principales parecían ir cada uno por su lado.

Como pescado nos sirvieron mero (una ración mínima), con calçots (también en declinación: crema, a la plancha y chip). Acompañando en otro plato, un buñuelo líquido de romescu. El mero estaba un poco menos jugoso de lo que debería.

Carne: Cordero lacado con sobrasada y miel. Sabroso y tierno, sin más.

Quesos cocinados: de nuevo tres pequeños platos: Carpaccio de champiñón con queso. Queso del Pirineo francés con yogur de albaricoque, y Torta de Casar. Todos muy buenos.

Dulce espera: pequeños bocados dulces, bastante elaborados, previos al postre.

Postre: “Invierno”, de nuevo compuesto por tres pequeños platos que sirven al tiempo: pera asada, plátano frito y helado de aguacate. No nos llamó demasiado la atención.

Junto a los cafés sirven unos pequeños cuencos con perlas de chocolate blanco, chocolate relleno de pipas de calabaza, café y limón.

Aunque las raciones no son demasiado grandes, acabas lleno a base de los snaks dulces y salados, petit fours y tejas.

Local amplio, con mesas muy bien vestidas y vajilla de calidad. Mesas bien separadas. En la decoración, mosaicos en el suelo, espejos en el techo, una enorme fotografía de la Gran Vía Madrileña y un cortinón de color café frente a amplios ventanales.

Al final nos quedó la sensación de que Ramón Freixa Madrid es un buen restaurante, en el que se come bien y todos los platos están buenos e incluso muy buenos. Su cocina es sensata, respeta el producto y las tradiciones y, a la vez, es enormemente técnica y evolucionada. Pero, desafortunadamente para nosotros, no hubo nada que nos sorprendiese, entusiasmase o –mucho menos- emocionase, como se espera de un restaurante de esta categoría.

A la salida preguntamos por la ausencia de Ramón, a lo que el jefe de sala nos comentó que siempre estaba en el restaurante, pero que esa noche no se encontraba bien. Al comentarle que tampoco estuvo la vez anterior, nos contestó que los fines de semana suele tener más compromisos en Freixa Tradició (restaurante supuestamente a cargo de su padre), y que si ve que el fin de semana va a ser tranquilo, se va a Barcelona.

2 Menú FRX (80 E c.u), 2 agua y pan (el agua ¿mineral? ¿del grifo?, servida en jarras comunitarias) (10 E), 2 copas de un muy buen champán francés del que no recuerdo el nombre (20 E.), 4 copas de Un Costas de Segre que envasan especialmente para R.F. (15 E), y 2 cafés (7,50 E): 212,50 Euros en total.

LO QUE MÁS NOS GUSTÓ:
- La cocina creativa pero sensata, que respeta la tradición y la pone al día con buenas materias primas.
- Todos los detalles, como los sacks dulces y salados, o el cesto de panes, dignos de su estrella Michelín.

LO QUE MENOS NOS GUSTÓ:
- La ausencia repetida de Ramón Freixa.
- El servicio, aunque académicamente correcto y eficaz, se muestra distante y algo automatizado.
- Cierta frialdad, tanto en el ambiente como en la propuesta culinaria.
- Las raciones no son muy abundantes, aunque se acaba lleno con tanto snack y petit tours.

NOTA: La calificación que otorgaríamos a la cocina estaría más cerca del 8 que del 7, pero el sistema solo permite pasar del 7 al 8,5.

  1. #1

    vser

    Buen comentario, muy didáctico y detallado. La verdad es que tengo pendiente una visita a este restaurante pero no me acaba de convencer ese recurso de llenarte a base de snacks.

  2. #2

    Gerechev

    La verdad es que el restaurante está bien y merece la pena, pero creo que en Madrid hay opciones mejores. Además, yo también preferiría reducir los petit fours y los snacks y aumentar el tamaño de las raciones.

    Lo que no acabo de entender es que tenga fama de tener una RCP muy buena: solo hace falta comparar la factura de nuestras últimas vistas en Diverxo -con un menú degustación más largo que el de Freixa, con un vino excelente-(187 E), o 99Sushi Bar -una cena larguísima a base de pescado, no de snacks, y con un vino espectacular- (172 E), con la de Ramón Freixa (212 E.), para ponerlo en duda.

    Además está el problema de la ausencia de Freixa, algo que,por lo leído en otros medios, se nota bastante. Cosa bastante lógica, por otra parte

  3. #3

    Anonim

    Muy buenas!!!!! la verdad esque he estado tres veces en Ramon freixa madrid y ha sido ir las 3 veces y emocionarme por su cocina, siempre presente tanto en la sala comandando y atendiendo con muchas ganas y entusiasmo a los clientes, tratando de emocionarnos con su cocina. He provado desde el canelon de perdiz escabechado hasta sus callos y canelones tradicionales, vieiras, paapada con un guiso de guisantes y tripa de bacalaó por cierto muy bueno. Desde su mero con calçots hasta su corvina con gel de bourbon, ruibarbo y consomé de verduras quemadas. La cocina de Freixa es bastante creativa y emocionante,sobretodo por los pequeños bocados como son los snacks y dulece espera. Es una cocina lúdica donde te permite jugar con los productos que te ofrece. Aún me acuerdo cuando estuve en la mesa sentado y te reciben con los "FIRST" ese parecido tendedero en que tu tienes que romper la teja y comertela y luego con los snacks los pequeños aperitivos que te hacen abrir el apetito cada vez mas. La verdad es que desde mi punto de vista gourmet es una cocina con gran capacidad imaginativa y de hacer la cocina un juego lúdico en el q

  4. #4

    Gerechev

    Hola, Anonim,
    lo de la emoción a la hora de comer es algo absolutamente subjetivo. Compartimos la mayoría de las cosas que dices -de hecho, en el comentario que hacemos, lo primero que aclaramos es que nos parece una cocina muy buena (y divertida), y los detalles que tiene (first, dulce espera, snacks,etc) son los de un estrellado michelin.
    Ahora, en ninguna de las dos ocasiones en que lo hemos visitado (la primera, antes de la estrella michelín) nos emocionó. De hecho, guardamos bastante mejor recuerdo de la primera vez que de esta: si hubiésemos tenido en cuenta sólo la visita que describimos, las valoraciones habrían sido más bajas.
    A lo mejor el problema es simplemente que en ninguna de las ocasiones estaba Freixa.
    Nosotros nos hemos emocionado con restaurantes tan dispares como Martín Berasategui, Arzak, Calima, Etxebarri, Quique Dacosta (más ludico y técnico, imposible) o Diverxo. Pero lo sentimos, en Freixa no.
    Saludos.
    P.D. habrá que volver, a ver si a la tercera va la vencida.

  5. #5

    -Juanjo-

    Hola

    estuvimos el sábado en viridiana y tomamos un menú prácticamente idéntico al tuyo, cambiaron el pescado -rodaballo- y un postre, la pannacota por la papaya a petición nuestra. Espectacular desde el comienzo al final¡¡¡¡¡¡

    Yo lo tengo entre mis favoritos, todo fue fantástico y un servicio muy bueno a pesar de estar lleno hasta arriba, supongo que debido al amigo Valentín :-)

    También tuvimos la suerte de visitar RF y nos gustó mucho, el precio por el estilo. Eso sí, más comida en Viridiana. Pero creo que a faver de RF juegan el entorno, el servicio, el número de mesas...

    En cualquier caso, una suerte poder ir a ambos.

    saludos

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