Decepcionante

El título resume claramente la sensación al salir del local.

Era mi segunda visita al restaurante en cuestión, y aunque la primera fué bastante aceptable en esta ocasión la impresión es de que el local ha caído muchísimo en todos los sentidos.

La decoración sigue siendo la misma. Casposa. Antigua e impropia de los tiempos que corren.

La comida lo único que se salva. Sin grandes alardes pero correcta. Cebollas rellenas, caracoles con cangrejo, sepias rellenas magníficas y un gallo de San Pedro justito de cocción. De postre biscuit. Para beber el vino blanco de cosecha propia. Pobre para el precio (13,75€).

De entrada ya nos sorprendió un pleno mes de Agosto en Menorca y que sólo fuéramos tres mesas incluida la nuestra en todo el local. En mi anterior visita hace años no había ni una libre y tuvimos que esperar. Pienso que se han quedado fuera de juego en todos los sentidos: decoración, servicio, la carta es exactamente la misma que hace 5 años, etc...

El servicio del vino no existió en ningún momento. Ni a la hora del descorche ni a la hora de servirlo. Y los cuatro camareros de cháchara en la cocina. Sin comentarios.

Cuando uno acude a un restaurante y paga la cuenta correspondiente no le interesan para nada los problemas internos ni las discusiones de empleados y dueños. Durante toda la cena estuvieron debatiendo en lugar de atendernos correctamente.

Con sólo tres mesas se equivocaron a la hora de los segundos platos y llevaron los nuestros a otra mesa.

Precio final 87,91(iva incl).

La guinda la puso el que no pudimos pagar con tarjeta porque les habían cambiado el datáfono y no sabían muy bien cómo funcionaba. Tierra trágame. Pagamos y nos fuimos con la certeza de que no volveremos.

Lástima por las maravillosas sepias rellenas que no tienen la culpa.