Jornadas de bacalao

Establecimiento ya descrito – y corroboro la opinión - por Gabriel (Argug).

En Torrelavega, es para mí LA "oferta clásica”, y más si se trata de compromiso, tipo profesional, si no conoces los gustos culinarios/gastronómicos de los comensales. Siempre quedas bien, tanto por la variedad de platos, las raciones generosas, una elaboración equilibrada y una magnífica atención del personal “de toda la vida”. No me cansaré de agradecer tal dedicación a los clientes, sean habituales o “de paso”.

Una “pega”: no dispone de zona “no fumador”.

Fuimos 5 personas, aprovechando las jornadas de Bacalao. Un acierto. Decidimos probar de (casi) todas las especialidades de las jornadas.

Nos trajeron los 5 primeros platos “escalonados”, como si fuera un picoteo.
Primero los hojaldritos de bacalao y salmón (8 piezas, muy agradable combinación dulce/salado) y las deliciosas croquetas –redondas- de bacalao (una docena). Luego el bacalao ahumado con langostinos y gulas y –no podía faltar estando mi hijo presente- la ensaladilla rusa de la casa (con su guarnición de lechuga, aguacate y bonito). Para terminar, una aromática ensalada templada de bacalao con verduras asadas (este plato está en la carta habitual: lomo de bacalao laminado sobre fondo de cebollas crujientes y pimientos).

De segundo... un escalope, ya que uno (mi yerno en este caso) no es de bacalao (o no lo era antes de esta comida…): es uno de los mejores recursos de la casa cuando alguien “no sabe que tomar”: ración grande, con guarnición, de carne limpia y jugosa, de grosor tipo pechuga de pollo, con un rebozado dorado y crujiente, lejos de los insufribles escalopes duros y fritos de tantos sitios.

En cuanto a los platos de bacalao, en orden de bueno hacía mejor: uno el tradicional pil-pil, en su punto correcto, otro el de cocochas en salsa verde, uno al horno con salsa de setas: sabrosísimo, con su ración de boletus, si bien hay que decir que el perfume de las setas sobresale en el plato, restando sabor al bacalao en sí. (cosa que a mí me gustó, en esta ocasión). Y la sorpresa del bacalao a la montañesa: guisado en salsa tradicional de cebolla y vino blanco, y con sus virutas de jamón. Estas 2 últimas preparaciones son una excelente alternativa a las más habituales vizcaína o con tomate.

Por supuesto un bacalao superior en todos los casos (2 comensales volvieron otro día con igual satisfacción): producto de primera, bien desalado, y bien elaborado. La calidad de los productos es marca de la casa.

Postres variados: leche frita, tiramisu, tarta de hojaldre. Este restaurante tiene unos postres muy buenos, pero clásicos. No se esperen presentaciones ni elaboraciones novedosas: ¡disfruten de un postre de los de siempre y/o de la zona!

De bebidas: 2 cervezas, 2 botellas de agua mineral y 2 botellas de “Pago de Los Capellanes”, 2 cafés y 2 copas, no llegando la factura, por poco, a los 200€.

O sea: lo de las jornadas en la línea habitual de RCP

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