Agradable y original.

Visitamos el local de casualidad, paseando por Albarracín nos llamó la atención la pequeña puerta en un callejón. Llevábamos ya un par de días por allí "alimentándonos" en los restaurantes del pueblo, todos restaurantes turísticos sin historia y fue un alivio y una sorpresa entrar en este bonito local de impresionantes vistas y cuidada cocina, con un servicio correcto y profesional. Tomamos el menú degustación corto por unos 30 euros, cambiamos algunos platos para probar más, a destacar los boletus con huevo y royal de foie, la presa, de cocción perfecta y una tartita de queso curado con aroma de azahar,junto con un Borsao selección -no me extrañan los 90 puntos Parker-. Para volver y para recomendar cuando visitéis Albarracín.