El entorno es maravilloso (!qué decir de la Alhambra y de un mirador al que el mismísimo Bill (Clinton) dio renombre mundial, si es que ya tenía poco¡). En sitio tan turístico uno no esperaría encontrar semejante joya gastronómica. Más bien parece un bar de tantos. Tan masificado los alrededores, nada bueno parece deparar (a priori) ese bar de la esquinita, detrás de la iglesia. Pero, atreveos a reservar mesa. No os arrepentireis. Sobre todo, si sois afortunados de viajar a Granada en días que no sean sábados o domingo y podáis disfrutar, con tiempo y sin agobios, de la experiencia. Los PROFESIONALES que Kiki pone a nuestra disposición son excelentes (¡olvidaos de la malafollá granadina!). Dejad que Miguel os aconseje lo mejor que ese día ofrece la carta y si no, id a lo seguro: lomo mozárabe, bacalo sefardí, frituras de berenjenas, etc. Y lo más importante: preguntad a Javi (siempre tan eficiente detrás de la barra) con qué vino acompañar los manjares que tan bien se cocinan en esos fogones. La selección de caldos que él hace es digna de mención. Siempre hay un mundo por descubrir (no busquéis riojas o riberas. Es inútil, no los hay. Abrid vuestras mentes y dejaos llevar por la sapiencia de Javi...). Se me olvidaba comentar lo más importante: no es un restaurante de copete, con una ristra enorme de tenedores. No hace falta, SOLO es un bar-restaurante donde la cordialidad, el buen trato, la comida y el vino son simplemente... de cinco estrellas. ¿Quién da más?