Siguiendo el consejo de doctortjk, visitamos este local. En la planta altillo de la tienda se encuentra un elegante restaurante. Local amplio y con mesas, para ser París, algo más grandes de lo habitual. Buena iluminación. Ambiente de negocios. Buen mobiliario y vajilla para lo que es París. Copas Riedel. Servicio, una vez encontramos a Erika (responsable de eventos), excelente.
Cocina internacional y sin complicaciones. Almorzamos un delicioso tartar de buey (que cargué de mostaza de Dijon, como a mí me gusta) y un sabroso pescado ahumado similar al cazón. De postre, Dacquoise de frambuesas (delicioso).
Para beber, una copa de un buen vino tinto chileno que nos recomendó Erika y un moscatel francés (desconocía que lo hubiese) bastante bueno.
Un café y un agua completaron el almuerzo.
Dispone de una terraza para fumar aneja al restaurante.
Local algo caro, pero merece la pena la visita, aunque tal vez ya no se encuentre Erika...
Curiosas botellas...
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