Entorno privilegiado.

Todo el perimetro alrededor del monasterio esta perfectamente cuidado y habilitado para disfrutar de la naturaleza en plena tranquilidad.
La comida bastante bien, tienen dos tipos de cocina, una más vanguardista y otra más clásica, aunque ambas basadas principalmente en los excelentes productos extremeños, no solo del cerdo, que tiene fama en el mundo entero, sino también de la riquísima ternera retinta y del cordero.
Tuve poco tiempo y mis menesteres me impidieron dilatar la estancia para haber tenido más experiencias gastronómicas, pero por lo vivido y disfrutado, el secreto magnifico, las criadillas de tierra con tocino y morcilla negra asada, una verdadera gozada, las croquetas de morcilla muy buenas, igual que las de pollo y jamón, aunque éstas, un poco menos buenas.
Los postres bien y el precio en general con una buena RCP.
Tomamos un cava de Agustin Torelló Mata Brut Nature Reserva 2004, en excelente estado de conservación y muy bien servido, que nos acompaño toda la cena en perfectas condiciones.
El personal muy atento y profesional, tuvimos la oportunidad de comentar en el desayuno algunas palabras con Carlos Tristancho, que demostró, como siempre, ser un hombre muy polifacetico.
Vale la pena disfrutar alguna nochecita en este Hotel Convento, lo recomiendo.

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