Restaurante con decoracion un tanto añeja , mesas no muy grandes aunque con buena sepracion entre ellas. Sillas no excesivamente comodas, lo cual le resta confort. Manteleria , cristaleria , vajilla y cuberteria aceptables.
Cocina basada en la materia prima y con raices autoctonas. Comi pimientos rellenos (muy buenos) y entrecotte de muy buena calidad. Postres flojos, sin duda lo peor de la comida, por poner un ejemplo la cuajada era industrial de las que se pueden adquirir en cualquier supermercado.
Carta de vinos ultraclasica y servicio del vino limitado a abrir y dejar la botella.
No puedo hablar del precio porque no pague yo.