Decepción

El sábado nos dimos una vuelta por la plaza de San Juan para acercarnos hasta La Pequeña y comprobar como sigue en forma esa imparable máquina gastronómica.
Desde la reforma no habíamos estado y ahora el local luce muy bien.
La carta de vinos sigue siendo demasiado estrecha para un local así.
El servicio muy resabiado, pero sin trasmitir corazón, con cierta distanacia.
Las alacachofas clásicas de la casa pero esta vez con demasido limón, lo que las hacían algo desabradables. Las croquetas de la casa son un mazacote en toda ley. Nada de sutileza.
Un revuelto de patatas y huevo con unas patatas con una importanta carga de aceite en el plato.
Las chuletitas de cabrito sabrosas, correctas.
Un local que dá sí, día también está lleno, pero que al menos a nuestra mesa, 4 personas, no llegó "robarnos" el corazón.
Los precios de los vinos muy comedidos.
Malestar al fía siguiente en el estomágo al menos en dos comensales.

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