Tiene un menú de sábado por 16 euros donde puedes elegir entre unos 6-7 primeros y segundos y postres.

Se trata de un local alargado y estrecho pintado en colores pastel donde las mesas están pegadas y no hay intimidad ninguna. El servicio correcto pero poco profesional.

La cocina me encantó (por ese precio), de estilo mediterráneo. Las raciones son abundantes en exceso pero yo no diría que es algo malo... :). Optamos por un risotto de torta del casar y setas (arroz algo duro pero con buen sabor y tan grande que no me lo pude acabar) y milhojas de berenjena con tomate confitado y mozarella (bien). Los segundos: entrecotte a la pimienta verde con puré de patata y boletus (la carne tierna y gustosa) y un ceviche de salmón con mandarinas (buena combinación). Los postres excelentes: "moco de chocolate" (que le cambien el nombre pero ya...) buenisimo y que espero repetir pronto, y un volcán de chocolate blanco con helado de mango también bien.

La copas son suficientes pero la carta de vinos no: muy corta, clásica y algo elevada de precio pero pudimos salvar la comida con un enate rosado por unos 16 euros.

El café el más malo que he probado en tiempo... Salimos por otros 30 pax y muy satisfechos.

Esa cocina con ese precio me encandila.