Dia de Playa en Calpe

Íbamos a pasar el día a la playa y nos recomendaron este restaurante porque la relación calidad-precio estaba muy bien.

Situado en la carretera del puerto en Calpe, es dificilísimo aparcar por allí cerca, al menos en temporada alta y además hay mucha policía multando, por lo que optamos por aparcar un poco más lejos e ir andando.

El local no es especialmente atractivo, todo está acristalado y con apariencia de los años setenta, pero eso sí es bastante funcional, un restaurante clásico de costa en el que ir vestido de “playa” queda bien con la decoración. Eso sí las vistas son bastante buenas, ya que desde cualquier punto del restaurante se ve el puerto.

El local tiene dos salones comunicados y servicio de barra. Destacar que debido a la gente que había en la barra tomando el aperitivo el local se percibe como ruidoso. Aunque es grande las mesas están demasiado juntas. Eso sí es recomendable reservar al menos en temporada alta porque aunque hay muchas mesas, se acaba llenando.

Dado que nos recomendaron el menú del senyoret ni siquiera ojeamos la carta. El menú consistía en tres entrantes obligados: fritura variada de pescado, pulpo a la gallega y ensalada valenciana. Buenas raciones para compartir y platos fáciles que es en definitiva lo que apetece para un día de playa. Raciones proporcionadas, ya que combinada con el arroz te quedas bien pero no saturado.
A pesar de que el restaurante aún no estaba lleno y tener bastantes camareros el tiempo de espera entre los entrantes y el arroz fue quizá un poco excesivo, lo que nos obligo a comernos hasta la última aceituna de la ensalada, pero se comprende porque el arroz te lo hacen en el momento, así que merecía la pena esperar.

Respecto al servicio de camareros, había bastantes 6 o 7 algunos iban agobiados y otros más bien deambulando por la sala. La camarera que nos atendió apenas nos miró a la cara y servía como el que pasa y deja los platos sin más, hasta el punto de ponerse a emplatar el arroz sin preguntarnos si queríamos comer con platos o directamente en el paella, detalle que no nos gustó porque tuvimos que indicarle que no nos emplatara.

La calidad del arroz muy buena se notaba que eran productos frescos, el arroz tenía apenas un dedo de profundidad y estaba muy sabroso, realmente fue una buena elección.

De los postres que incluye el menú optamos por sorbete de cava al limón, muy correcto para refrescar y limpiar la boca y dos cafés.

Para beber tomamos un cava; Castillo de Perellada Brut, bien servido y adecuado el precio en carta.
El precio, el del menú sin sorpresas 22 euros, más aparte la bebida y el café, saliendo a 30 euros por persona.

Recomendado por 2 usuarios
  1. #1

    david_sendra

    La verdad es que el arroz estaba muy bueno.. lástima el servicio.. Supongo que estarán hasta el gorro de tanto turista..
    Besos

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