Bueno, una vez más por aquí, esta vez con la familia a los que quise hacer partícipes de algunos sitios en los que he comido muy bien. Sigue siendo un sitio muy clásico, de aspecto y de cocina de toda la vida, recetas caseras, guisos y buena atención. Y precio bastante comedido(aunque aquí no hay IVA 10% sino el IGI 4,5% que se nota)
Tomamos, dos cañas y agua; unas virutas de foie con manzana muy bueno y abundante; luego como plato conejo con caracoles, pollo con almendras y 1/2 de civet de jabalí, ya que recordaba la ración abundante. Todo muy bien guisado y ya digo, las raciones abundantes. De postre, una tarta Tatin, helado de avellanas y para mi, un poco de queso para acabar el vino, un Piérola crianza correcto (es el de la casa)Con dos cafés y un cortado, más un Glennmorangie con hielo 89,03 €.

Como decía, es un sitio muy recomendable por su ubicación, pero sobre todo (la ubicación es un añadido) por la comida tan casera y el servicio. Esta vez estaba Dª Teresa atendiendo otras mesas y no estuvo con nosotros, nos atendió un camarero muy solícito y eficaz, y a los postres y cafés una chica joven, creo que rumana por el acento, muy atenta y bromista(cuando le pedí el cortado, me dice toda seria, que "no nos queda leche", y luego una sonrisa, y que era broma) En fin, una comida muy grata, y un restaurante que, desde luego, sin ser el templo de la gastronomía, es más que correcto y cumple con lo que pretende y con lo que aparenta ofrecer. Para volver.

Acudí noche a este restaurante, que ya tenía visto, pero en el que, por diversas razones, no había estado nunca. Por empezar por aquí, fui atendido amablemente por dos camareros, de los de antes: eficientes, atentos sin ser empalagosos; ambos muy profesionales. Y al final de la comida, con el café se acercó la propietaria Dª Teresa, amabilísima a interesarse por mi opinión, e invitándome además a una copa; insisto que era la primera vez que iba. La carta sugiere que se trata de un restaurante clásico de cocina tradicional española, de buen producto de temporada y casera. Bueno, sugerido por Alberto, uno de los camareros) pedí unos rovellones (1/2 ración) y un carpaccio de alcachofas (también 1/2 ración) Ambas raciones ENORMES y muy buenos, aunque (para mi gusto) los rovellones igual estaban muy hechos. Luego me sugirió un civet de jabalí que estaba ESPECTACULAR., y también una ración muy grande. Con una cerveza, una botella de 50 cc de Rioja Piérola, un cortado y un Cardhu, 46 €. Está junto a la Avda. Meritxel (la de las tiendas) con lo que por todo lo anterior, lo considero muy recomendable y una referencia a tener en cuenta en Andorra.

Junto a la Armería Safari, se encuentra este amplio restaurante dirigido por Teresa que con su simpatía y buen hacer suelo frecuentarlo, por la comodidad también de no tener que coger el coche cuando estamos en Andorra. Se trata de una opción razonable para ir con grupos, por la amplitud del restaurante. Cocina sin grandes modernismos, si bien hay platos a sin gran complejidad son magníficos como el “steak tartar”, el pulpo a la gallega y caracoles de mar gratinados con "all i oli". En la carta de vinos, predominan los clásicos tanto de Rioja, como Ribera, las copas y el servicios de vino son bastante mejorables.