Elegante tradición por la buena comida

Situado en pleno paseo marítimo frente al puerto, este local decorado recordando el estilo Art Decó de los años treinta, sigue fiel a su pasado manteniendo la decoración tal como fue concebida.

Mesas con una separación envidiable mantelería, vajilla y cristalería correctas para el disfrute gastronómico.

El servicio atento y profesional con un jefe de sala colaborador y conocedor del producto tanto en cocina como con el vino.

Con esta premisa dispusimos que tomara de primero la fritura de calamarcines (no calabacines).

Como plato principal y con la colaboración del metre, tuve la oportunidad de que hicieran un arroz caldoso, de gambetas de Mallorca, solo para una persona, creo que explicar este antológico arroz va a ser tarea ardua, con decir que había cuatro granos escasos de arroz y lo demás era una fantástica reducción de pescado, con las mencionadas gambas, dos generosos platos de esta “caldereta” de arroz ingerí sin pestañear, una maravilla culinaria.

Para la sed agua como siempre y de beber un imborrable Miquel Gelabert Chardonnay 2007 y un par de cafés.

Es mi opinión y espero que sirva de ayuda

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