Grata sorpresa

Sorprendido por casi todo, también por lo que menos me gustó. Siguiendo la recomendación de algún ilustre veremero, nos adentarmos en el barrio de Santa Cruz, en sus callejuelas y callejones infinitos .Restaurante delicioso, entrañable, acogedor, romántico , sencillo,. seguiría añadiendo adjetivos similares. Un lugar precioso, con uns mesitas en la calle para el deleite sosegado de cualquiera. Cocina versátil, varias opciones, pero sobre todo atún. En tapas, magníficas y sorprendentes, en dulce, en sal, en grasa, en todo. Gran producto, bien ejecutado. Una media ración que pedí y que me impresionó: el tartar de calamar. Algo único, meloso, envolvente, bien presentado, el sabor del calamar y su textura tan nítidas. Dos postres dignos para una noche redonda , a pesar de un servicio invasivo , algo maleducado y vulgar, que intenta hacerlo bien , pero que precisa supervisión. Vinos en carta electrónica, . No pude repasarla al completo. Su servicio, justo , pero suficiente. En cualquier caso una buena opción en Sevilla, buena cocina en un lugar encantador

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