Un lugar agradable de corte clásico. Comimos buena empanada gallega y algún entrante más todos ellos correctos. De segundo me comí las mejores cocochas al pil pil que he probado nunca, sin duda!!! ESPECTACULARES.

El servicio del vino bueno y las copas buenas también.

La RCP puede que mejorable pero, en mi opinión, si un plato es el mejor que has probado nunca el precio se justifica.

Un restaurante agradable en el que siempre encontrarás la mejor calidad y sabrosas elaboraciones.

Ambiente cálido con zona para no fumadores y exposiciones de objetos de arte. En la carta encontramos los clásicos en todo su esplendor, y a ellos acudimos. De primero la empanada y las croquetas, ya que no quedaban filloas rellenas, una de las especialidades que merecen la pena. Además se pueden encontrar algunos mariscos, pulpo y otros manjares habituales en cualquier restaurante gallego. De segundo nos decantamos por el cogote de mero, el pulpo sobre puré, las chuletillas de cordero y la milanesa de solomillo. Todo ello bien elaborado, pero que nadie espere notas innovadoras. Los precios entre los 13€ (milanesa) y los 22€ por plato, no son baratos pero tampoco resultan de atraco. A los postres las cañas (caseras y bien elaboradas, crujientes y con una crema sabrosa) el helado de queso con membrillo (parece el mismo repostero que en el Fornos, me da en la nariz) y otros clásicos como el tocinillo y el arroz con leche.
La carta de vinos de corte clásico, con buen servicio, y buen pan.