Restaurante que teníamos ganas de visitar desde hace un tiempo, situado en pleno centro de San Vicente de la Barquera, una de las localidades más atractivas de toda la costa cantábrica. Su especialidad es ante todo un producto marino de primer nivel pero con un interés especial por el vino focalizado en Pedro, a quien no conocíamos y que fue avisado a través de un amigo y forero de que íbamos con una buena botella. Nada más entrar ya vemos en la barra botellas de un nivel que se sale de lo habitual y nos acomodan en su comedor, cómodo y funcional, con mesas bien separadas y ambiente tranquilo.
Pedro se presenta y hablamos un poco de vino y de lo que nos gusta y en un momento hacemos una comanda con productos del día y nos dice que de los vinos se encarga él, así que le dejamos. Y la verdad que nos pasó por encima, en una sesión que rozó el placer casi masoquista en todos los sentidos. Comenzamos con una deliciosa ensaladilla rusa que nos trajo de aperitivo y dos copas de Manzanilla Sacristía AB, que ya nos muestran claramente las intenciones.
Pedro nos recomendó el percebe de Cedeira que habían traído (24€, 300 gr), algo pequeño pero espectacular por su calidad y frescura, que tomamos con otras dos copas más de la Manzanilla Sacristía AB. Tenían igualmente una buena ventresca de bonito, que decidimos que nos preparasen en tartar (16€), absolutamente maravilloso, prácticamente solo bonito sin casi aderezos. Enorme. Este lo acompañamos con dos copas de Amontillado Sacristía AB, que estuvo excepcional como siempre.
Continuamos con los maganos de guadañeta (24€), una ración de 6 ejemplares de buen tamaño y calidad sideral, simplemente pasados por la plancha. No conocemos un producto marino mejor, al menos para nuestro gusto. Rozando la perfección. Aquí Pedro jugó con dos vinos, un Alvarinho Dorado Superior 2005 y un tinto del Loira, Domaine Andrée Stéphane Erissé "L'envolée" 2014. Magnífico con los dos, aunque el Dorado es debilidad personal.
Y llegó para completar “su majestad” la langosta del Cantábrico (90€ kg), en este caso un ejemplar de 1,10kg que nos hacen a la plancha. Quizá la reina de los crustáceos junto con la cigala del mar de Alborán, al menos para nuestro parecer. Maravillosa. Para acompañarla terminamos con el Dorado y nos tomamos el Champagne que habíamos traído, un impresionante Agrapart Avizoise 2007, gama alta de un productor que nos encanta.
Finalizamos con un par de postres muy ricos, piña y mojito por un lado (5€) y helados artesanos (5€), dos bolitas de mango. Ricos y refrescantes ambos y por supuesto con su vino, un Marsala Superiore De Bortoli 10 años francamente bueno.
Carta de vinos sumamente interesante y con una buena oferta en champagnes, jereces y blancos nacionales e internacionales, algo lógico y bien pensando en un restaurante especialista en producto marino. También por supuesto hay tintos y dulces, nos pareció sin duda la mejor carta de vinos de la zona junto con la de Casa Cofiño. Precios bastante ajustados en los vinos. Copas de varios tipos y buena calidad. Muy brillante en este aspecto.
Pues como ven, comimos y bebimos como fieras, producto marino de un primer nivel y una oferta de vinos muy destacable personalizada en un tipo simpático y profesional como Pedro, que la verdad no tuvo piedad de nosotros y nos sometió a ritmo endiablado que terminó con un buen baño en el Cantábrico para despejarnos un poco…¡menudo homenaje!
Al final la cuenta ascendió a 254 euros, evidentemente no es barato pero hay que tener en cuenta que tomamos tres de los productos más caros del mar (percebes, maganos y langosta) y que no escatimamos para nada con el vino, aquí se puede comer por menos cambiando mariscos por pescados y arroces y siendo más comedido a la hora de beber, claro. En general, la RCP es bastante buena si tenemos en cuenta la calidad del producto que aquí se maneja.
Pues eso, que ya tenemos un nuevo restaurante de referencia en Cantabria y es Las Redes, un lugar donde disfrutar al máximo de los tesoros del Cantábrico pero con al añadido de disponer de una oferta de vinos muy satisfactoria y que no es habitual en la zona. Un local que a partir de ahora será imprescindible cuando volvamos por allá. Y Pedro un grande, aunque no tuviera piedad de nosotros… :-D