El comedor es sencillo,rústico con sabor marinero. Cuando llegamos, eramos los primeros no tenían ni luz ni calefacción y eso que habíamos reservado, por eso sólo lo puntúo como bueno.El marisco es de primera,comimos bogavante (casi kilo y medio)y almejas a la sartén muy ricas, en su punto y de buen tamaño.Para beber Pazo de Barrantes, el servicio del vino muy bien, en su temperatura y con correcto llenado de copas durante toda la comida, algo que agradezco especialmente cuando se trata de un blanco ya que la mitad de las veces acabas con las manos mojadas por no esperar a que te sirvan. La vajilla,cristalería y demás correcto.Sin postre 170 euros,quizás un poco por encima de lo que se pudiera esperar al estar en un pequeño pueblo,pero bien.