Se trata de una antigua casa dedicada a actividades agrícolas recientemente reformada. En los alrededores se respira tranquilidad ya que está bastante aislada. Si uno se acerca por la zona de Almansa y Caudete es una buena opción para comer.
Nada más entrar por la puerta, dispone de dos comedores, a izquierda y derecha. Mesas bien vestidas, vajilla correcta y se proporcionan también unas copas de vino que cumplen eficientemenete si se piden.
La carta se compone de entrantes como ajoarriero o paté casero (buenos), ensaladas, algunos platos de carne cuyo precio oscila entre los 10 y 15 euros y otros tantos platos de pescado. Nosotros probamos el rabo de toro y el solomillo de cerdo con patas fritas. Platos sin complicaciones y bien resueltos.
La carta de vinos es muy corta. Tomamos Casa Corredor Cabernet 2006, servido a temperatura adecuada. La atención es en todo momento familiar y correcta.
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