Empezamos no muy bien. Había reservado previamente y una vez en el local, nos ubicuan en una mesa, pero cuando llega el camarero de esa mesa nos cambia a una mas pequeña y peor situada, justificandose de que estaba reservada, durante la comida pudimos comprobar que no lo estaba. Antes de entrar a valorar los platos, decir que nuestro camarero estaba nervioso y hasta por tres veces interrumpió la toma de la comanda, y es que de lo que íbamos pidiendo no tenían. Si nos ofreció lubina salvaje de la que no nos indicó su precio, al preguntarle nos dijo que a 26,00 la ración. De entrada compartimos un buen plato de berberechos a 18,00. Los principales defraudaron, el cochinillo muy seco y nada crujiente. La presa ibérica con una salsa de pimienta rosa muy pesada. Y un mil hojas de gambón (dos) y lubina. No nos apeteció en absoluto pedir postre. Vaya camarero que nos tocó: antipatia por los cuatro costados, que flaco favor hacen a los verdaderos profesionales, a los que venero. Desde luego no lo puedo recomendar y cuando vuelva a Úbeda ni pisarlo.
Hola. Estuve allí hace dos semanas. Me lo habían recomendado en Verano, pero ha superado mis expectativas.
En primer lugar, con el frío que hacía en la calle, al entrar sientes el calor del hogar, por su decoración y el ambiente familiar que se respira. Se puede tapear el la barra, pero preferimos comer en mesa. Ya me sorprendió la recomendación del vino, de Extremadura, de nombre HABLA. Yo, reticente de salir de un Rioja o Ribera, quedé sorprendido por sus excelencias y encantado por descubrir nuevas denominaciones. En lo referente a la comida, excepcional Jamón de Guijuelo, queso ( no recuerdo de donde ) y el solomillo al foie sublime. Pero lo que me dejó absorto fue las vieiras al cava. A mí me encantaban a la plancha, pero prometo que éstas son mucho mejores !!!. El precio buenísimo ( al lado de lo que pago en mi tierra, Barcelona, es de chiste ). No se si fue porque me invitaron al café...
Volveré. Seguro. Y creo que antes de lo que creo...
Es un sitio de obligado cumplimiento cuando se visita Úbeda. Después del El Salvador; lo mejor que visitar. En pleno centro histórico: tiene decoración sencilla, pero con sabor y buenos detalles. Su carta es de platos tradicionales (con toques de modernidad) elaborados con productos de primerísima calidad. El jamón ibérico y la chacina en aceite exquisitas; extraordinaria la carne (solomillo con foi) y excelentes los productos del mar (sublimes las vieras al cava y los berberechos). Las cantidades servidas algo más que generosas; y uno llega a los postres con dificultad. El vino que elegimos de cosecha, muy, muy bueno. Un placer la comida y un placer pagar. Relación calidad precio: extraordinarios. Un sitio para recomendar sin lugar a dudas.
En pleno casco antiguo de Úbeda se encuentra este restaurante con propuestas de cocina moderna.
Es un local dividido en dos ambientes, uno para tapear y otro para comer a la carta.
Las propuestas son atractivas, la carta interesante y sugerente.
Tomamos una ensalada del chef con jamón serrano, mi-cuit, kiwi y frutos secos. Después un plato de alcachofas con habas tiernas y foie caliente rallado. Raciones muy generosas.
Lo acompañamos de un crianza 2005 de Luis Cañas, correcto de temperatura.
Las cristalería era adecuada. Ahí se acabó el servicio del vino.
Como las raciones eran grandes no pudimos tomar postre.