El Racó de Toni es un restaurante de decoración clásica, cerca de la playa, pero al margen de los chiringuitos playeros y restaurantes turísticos. El local está saturado de mesas y de decoración (fotos, premios, objetos variopintos y de escaso gusto, etc.), dándole más un aire de tasca castellana, que de resturante donde la estrella es el arroz. La carta es compleja, poco clara, con tapas, ensaladas, arroces, carnes, pescados y algún guiño a la cocina creativa. Optamos por una ensalada valenciana, abundante, y con productos frescos y de calidad (4,5€), para continuar con una paella de gamba roja, setas y espinacas (18.50€/ración), magnífica de sabor y con un punto de cocción excelente, recomendado para cualquier paladar. La carta de vinos es pobre. Nos decantamos por un cava Dominio de la Vega (35€), el cual fue servido en unas pésimas copas y sin afrecimiento a catarlo, cubitera para mantener la temperatura. Servicio en sala con pocas ganas de entablar conversación, muy frío y distante.