Muy alto nivel

Dos años después volvemos a uno de esos restaurantes en los que la distancia (Maralba es otro ejemplo) nunca puede ser un problema. En esta ocasión disfrutamos además de la excelencia, exclusividad y atenciones del Valdepalacios Relais & Châteaux.

Centrándonos en la experiencia de TIERRA, recurrimos (desgraciadamente será una de las últimas veces) al menú largo (la edad no perdona), para disfrutar de diversas propuestas de José Carlos Fuentes, propuestas que se centran en productos de los alrededores del hotel, incluyendo ingredientes vegetales de cultivo propio o silvestre de la finca o recogidos a las orillas del Tietar, un número muy alto de ellos (se incrementan respecto de la visita anterior), se elaboran a lo largo de la velada en diversos artefactos que se van acumulando a nuestro alrededor de manera algo aparatosa, pero en cualquier caso con resultados efectivos.

Hay que destacar, por supuesto, el producto y la gran técnica en la preparación, la atención constante, y al revés de lo que ocurriera en la visita anterior, sala prácticamente llena. Creo haber oído que ha habido una reforma con posterioridad a la visita.

A destacar…, el excelente entrante de “Langostino salvaje y dashi del mismo”, el bocado de “Sin hueso y caviar imperial Sevruga”, el soberbio e imaginativo el “Arroz de setas silvestre y queso manchego con tuétano” (presentación asombrosa en el caparazón vacío del queso), la “Corvina con infusión de tomate quemado en caldo de perdiz”, muy bueno combinación en la “Pluma de cerdo ibérico con mojo asiático y coco-ensalada”, y como principal “Torcaz, parmentier de patata y salsa de vino” o “La sopa” (preparada durante más de una hora, y servida al final de la comida, con setas y berzas de la zona).

De los postres dos propuestas: “Fresas, fresas y más fresas” (frescor por todos los lados) y aparece de nuevo (probado recientemente en Dstage) el algodón de azúcar que cubre una composición de helado que no recuerdo exactamente, y por supuesto para terminar, la especular muestra que contiene “Carro de petits fours”, una autentica gozada en cuanto a visión y sabores, digna de ver y admirar.

A lo largo de la comida se nos ofrece la alternativa de ir probando diversas nuevas elaboraciones del chef para la futura carta.

De la carta de vinos, nos descantamos por PARAJE LA GOLOSA de Bodegas El Vínculo, vino con uva tempranillo vieja (con una media de 90 años de edad), envejecido en barricas de roble francés. Me gusto, pero esperaba algo más. Servicio de vino atento y profesional, para los quesos (de Elvira García –Ávila-) nos ofrecieron un Oloroso para acompañar.

La hora y media desde la capital, no es nada en comparación con el festín que volvemos a disfrutar.

  1. #1

    Abreunvinito

    Gran sitio para comer y para dormir.
    Saludos

  2. #2

    Anubis7

    Inolvidable recuerdo de mi estancia alli. Hotel y restaurante para darse un pequeño capricho. Saludos

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