No está mal

Estuvimos un sábado noche después de un tiempo sin ir. Era nuestra segunda visita y no decepcionó pero tampoco nos pareció extraordinario. Lo que merece la pena es ver la decoración. Está muy bien porque es muy relajante. El juego de luces, la música ambiental, los manteles, todo en general, hace que te sientas muy bien. Respecto la comida, no está mal pero tampoco es excepcional aunque no es nada caro. La bodega correcta, un poco de todo y a precios moderados.
De aperitivo, un puré de espinacas con setas que no sabía a nada. Los platos en general eran un poco fuertes para cenar y había poca variedad de pescados. Los postres estaban bien y a un precio único de casi 6 euros.
No hay petit fours ni copa de cava al llegar como antaño. Querrán recortar gastos ante la crisis.
Salimos de allí contentos pero como ya comenté anteriormente sin gran pasión por la cocina.

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