Homenaje al mar con una excelente carta de vinos

Reserva para dos un domingo en el comedor interior (más íntimo, menos ruidoso y con sillas en lugar de los bancos del comedor de la entrada), que presenta un lleno completo, buen síntoma.
Restaurante de carta donde el producto del mar es el rey, por motivos obvios, aunque los carnívoros disponen de solomillo y chuletón de vaca. Tarjeta amarilla por mantener los precios de comida y vino (muy razonables, todo sea dicho) sin añadir el 10% de IVA.
Las camareras, ataviadas con un bonito traje marinero, nos traen las cartas (viandas y vino) y las sugerencias fuera de carta, mientras nos obsequian como aperitivo con un estupendo AOVE de arbequina navarro (La Maja), acompañado por el pan, cobrado a 1,10€/ración (tomamos 2)
A destacar la cuidada oferta de vinos (especialmente blancos, como es lógico) y sus precios poco inflados, lo que favorece que el comensal opte por tomar una buena botella como hicimos nosotros con una extraordinaria chenin blanc del Loira (Le Haut-Lieu Sec 2014), a precio casi de tienda (33€) y encima en una añada no reciente, lo que añadió un plus de complejidad al vino, cuya botella nos terminamos. La camarera se interesó por el vino ("la gente no lo suele pedir", según sus palabras), y eso que es un productor de clase mundial (Domaine Huet). Copas Schott-Zwiesel que refrendan el mimo al apartado vitícola.
Para comer nos decantamos por empezar con su internacionalmente famosa sopa de pescado (9,35€), que por lo probado tiene merecidamente ganada dicha fama. Finísima textura (ni muy espesa ni muy caldosa), sabor intenso a pescado sin excesos de aceite, especias o marisco y con unas hermosas almejas y trozos de pescado. Sobresaliente.
Para los segundos, yo seguí con pescado y mi mujer optó por carne:
- Txipirones troceados en su tinta (19,8€): Presentados con un platillo de arroz especiado aparte (punto ligeramente pasado, muy buen sabor). De los mejores txipis que habré probado por tersura y sabor de la salsa, en la que destacaba el pimiento. Junto con el arroz, plato memorable.
- Solomillo de vaca (19,8€): Hermosa rodaja acompañada por unos deliciosos piquillos confitados y buenas patatas fritas. Sencillez y calidad.
Como buen goloso, rematé con un postre fuera de carta: Helado de queso y frutos rojos (5€), que terminé compartiendo con la socia. Deliciosa textura del helado, sin excesos de azucar y con el contrapunto ácido de los arándanos.
Café (1,65€) y dos trufas heladas de cortesía remataron una comida que superó nuestras expectativas, lo que unido a un servicio agradable y un precio contenido (50€/pax con el vino) hacen que lo recomendemos fervorosamente a los amantes del pescado y el marisco.
Enhorabuena y a seguir así.

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