Han mejorado en cocina, pero siguen siendo extremadamente caros...

Esta fué la segunda vez que visitaba este restaurante. En la vez anterior, no me habia gustado su comida, realmente mediocre, por lo pagado.
Lo que les salva en este local; es el magnifico entorno, sus vistas privilegiadas, la decoración con buen gusto en plan chillout; hacen que aunque la comida no fuera nada del otro mundo la velada fuera muy romántica y especial.
Por lo tanto repetí este año, la comida había mejorado muchisimo, el tartar de salmon con guacamole, estaba realmente bueno. El pulpo crujiente no estaba mal. El segundo, tambien era rico, un farcellet de pies de cerdo y setas.

Los postres, caros y normalitos.

El servicio del vino, nefasto; inexistente. Aun habiendo pedido un Kripta, me lo tuve que servir yo. Para lo único que se aproximó el camarero fue, a la 1:00 de la madrugada, para echarnos; y traernos la cuenta sin que la hubieramos solicitado.
Esos detalles dicen muy poco del local....

Los precios son muuuy subiditos, pero siempre digo que Barna es otro mundo.

Aunque me reitero, les salva la espectacular terraza con vistas a toda Barcelona; solo por eso merece la pena ir.

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