Me gustaría destacar como anécdota (importante) la comodidad que disfrutamos durante la velada. El serrvicio era impresionante pero no se notaba.
La comida es espectacular, con tentaciones de Adrià (esferificaciones, deconstrucciones...), pero con un porte personal que bien le valdría la tercera estrella. Recuerdo el buey envuelto en humo de sarmiento, con un tono ahumado algo marcado pero original. Un pressé de Foie con anguilas...delicado y contundente? sublime y brutal? Como cuando un gran vino te sorprende, fue emocionante.
El vino marcado por su situación estaba bien representado por los grandes y no tan grandes de Pauillac. Disfrutamos un Armailhac del 2001 que acompañó bien.
Totalmente recomendable para una auténtica visita gastronomica a la zona.