Lo único, la vista

Restaurante situado en la azotea del hotel Eme Fusión, junto a la Catedral y Giralda de Sevilla. Es un apéndice del restaurante mediterráneo del hotel, aunque en la terraza, de ahí su nombre. Muy impactante la estampa de los porteros del hotel, que te acompañan hasta el restaurante desde la entrada, así como las vistas, con la Giralda en primer plano y una panorámica sin igual del casco antiguo de Sevilla. Por lo demás, ahí queda todo. Las mesas están situadas en varios niveles, con incómodas escaleras para acceder a los mismos, iluminadas con velas y focos con sus correspondientes cables. Más de media hora de espera a pesar de tener reserva confirmada. Servicio lentísimo y una mesa totalmente a oscuras, ya que el foco nos cogía a contraluz. Tanto, que había que acercar la vela al plato para verlo. Muy incómodo. La comida está muy condicionada por el espacio, ya que la cocina se encuentra en la misma terraza. Carta de tamaño medio, basada en platos poco elaborados y algún guiño a la cocina oriental. Nada para recordar. Ensalada y verduras a la parrilla, con solomillo a la plancha de plato principal. Es preferible subir a la terraza para tomar copas y disfrutar de las mismas vistas.

No repetiré.

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