No es tan sólo "un restaurante de costa", esta en plena la "platja llarga de Tarragona". Sín duda su ubicación es su mejor baza.
Aparcar es razonablemente fácil, siempre que no sea mediodia en Julio o Agosto...
Cinco parejas más un peque. "Picades" para empezar:
- chipirones a la andaluza, correctos
- mejillones vapor: servidos cada uno con un trozo de naranja!correctos
- sepia plancha: lo mejor de la comida (esta todo dicho)
- patatas bravas, y pescaíto frito: de bar de fritos de arrabal
Tomamos la paella de la casa, sin duda la opción más recomendable.
Un compañero tomó rape a la plancha a indicación del camarero. El pescado era un mal congelado, servido a la manera "plato combinado".
Para beber, algunas cañas, agua y blanco de la casa (Raimat Casal blanco, muy adecuado para el lugar y la copa).
Helados industriales, y café para todos.
El servicio es funcional, no esperes que te sonrían.
Con todo puede ser una opción muy buena para un día de playa, si uno sabe a lo que va.

No me atrevo a llamarlo chiringuito, porque es algo más, es un restaurante "a pie de playa", de los 4 ó 5 que hay en la preciosa Playa Larga de Tarragona, y es uno de los más clásicos. Está a tope en verano y en invierno sólo abre algunos fines de semana, por lo que es necesario llamar antes. Tiene un comedor exterior enorme y el interior en verano está vacío. De la carta sólo puedo hablar de los arroces, porque es lo que comí, pero llama la atención que es amplia, más de lo habitual en este tipo de establecimientos, y que la carta de vinos, aunque muy corta, no está mal, con buenos caldos y a precios razonables. La paella de marisco estaba buenísima, con el arroz al dente y de exquisito gusto. Hay un equipo de camareros muy numeroso, que aunque se ve que son de temporada cumplen dignamente. Vajilla y resto de menaje de batalla completamente. Pan muy malo. Con ensalada, cerveza y postre 20€ por persona. Me pareció una RCP bastante correcta y salimos satisfechos, teniendo claro el tipo de entorno en que se halla.