Argoños es un pueblito pegado a Santoña que esconde este restaurante con una carta enorme de pescados de calidad y algunos dignos arrocitos con bicho. En esta visita empezamos por unas rabas (mi perdición), gamba a la plancha (espectacular) y arroz con langosta (pelín salado, con medio bicho por comensal). 4 personas con postres (nada destacable), cañas y un Luis Cañas crianza. Un sitio muy recomendable con una relación calidad/precio aceptable para ser el norte y pleno agosto.
Por otro lado interesante la carta de vinos con poca variedad de bodegas pero muchas opciones en cuando a DO, casi siempre por debajo de 15€. También se cuela alguna estrella por encima tipo Pago de Carraovejas pero son los menos. En la bebida aquí dos fallitos: fallaron en las 3 primeras opciones (me resarciré este fin de semana del "Cepas Viejas" que me pidió el cuerpo) por lo que optamos por tirar a lo que nunca falla. Además, nos negaron copa de vino y tuvimos que beber en copa de agua.
Después de comer, paseíllo por Santoña y "heladito" en la heladería Regma. Obligatorio.
Por cierto, si tiráis de GPS ojo no acabéis en el hotel/cafetería La Traina.
A pesar de que nos fue complicado localizarlo, dado que se encuentra en una barriada, que al no conocer bien sus accesos, nos hizo dar mas de una vuelta. Incluso a nivel de GPS, tuvimos algunos problemas. Pero al final, alli estaba. El restaurante, tiene varias salas. La distribucion de las mesas es demasiado ajustada, lo cual hace que no se este a satisfaccion en la comida, especialmente al paso del personal ó de otros comensales. De inicio, ensalada de marisco, mejillones, canutillos ( defraudaron en su elaboracion y consistencia) y croquetas rellenas de bonito. En segundos, lenguado y rodaballo del Cantabrico, los cuales dentro de la calidad que nos da este mar, no alcanzaron lo que se esperaba de ellos. En postres: dulce de queso coulis de frambuesa y albaricoque, tarta milhojas de hojaldre con arroz con leche y helado de mandarina (el hojaldre lo hemos comido mejores, la verdad), y tostaniego. Vino blanco de la casa recomendado por ellos, cafes y licores. El personal de sala atento, pero ó no tenia su dia ó anda despistadillo. Restaurante con una cocina con pretensiones, pero no es de los de volver. Hay mucho donde elegir en Cantabria.
Visite el restaurante recientemente y la verdad es que me sorprendio.para empezar comimos unas almejas riquisimas en salsa verde y unas croquetas de bonito que realmente son las mejores que he comido jamas,de segundo el rodaballo estaba de muerte y mi señora comio unos salmonetes fresquisimos.los postres son de elavoracion propia y una presentacion muy buena .la cuenta no supero los 75 E con albariño de la casa y cafe para los dos.merece la pena una visita,el restaurante es precioso y el entorno muy bonito y traquilo.el trato del personal cortrecto y la señora que nos cogio la comanda muy simpatica y nos aconsejo de maravilla.