De acuerdo con los comentarios anteriores, uno de los mejores restaurantes de El Calafate (junto con La Tablita) y unico en el puedes comer pescado de buen nivel.
Como entrantes tomamos carpaccio de salmon y ensalada verde con pomelo y langostinos (buenos ambos) y de principal merluza negra (un pescado de la Patagonia que poco tiene que ver con la merluza, quizas mas similar al bacalao aunque con mas grasa. De cualquier forma bastante bueno y perfeceto de punto.
Lo acompañamos con un Shyraz de Mendoza (no recuerdo el nombre) bastante bueno. Buenas copas y servicio correcto del vino, conservado en mantenedor a la temperatura correcta.
De aperitivo unas cervezas rojas de la región y cafés al final. Relación calidad-precio buena.
Después de la estupenda descripción de JoseRuiz, con la que estoy completamente de acuerdo, relataré solamente lo que tomamos.
Empezamos, para compartir, con un carpaccio de merluza negra, y luego ravioles crujientes con diversos rellenos y trucha rellena (ya llevábamos mucho cordero el día anterior). Cocina creativa, inusual por esta zona, muy bien resuelta. Por supuesto también tienen cordero asado (en costra de almendras, muy buena pinta). De poste un souffle de chocolate y una copa de helado de calafate (fruto silvestre típico de la zona que da nombre al pueblo).
En cuanto a vinos nos recomendaron Clos de los 7, con Malbec, Syrah, cabernet y Merlot, muy buena elección. Y con el postre unas copitas de Malamado Malbec, vino fortificado (19º) muy apropiado con el chocolate, da gusto descubrir estas cosas que por España es muy difícil ver.
Lo peor (por poner algo), lo juntas que están las mesas y la cantidad de gente para la cena (pese a ser el local más caro de El Calafate).
Buen servicio, profesional y agradable, y bien entendido en vinos.
El mejor restaurante de El Calafate y uno de los mejores de Argentina.
Total, unos 85 € para dos
Constituye la oferta gastrónomica más numerosa de la pequeña y turística ciudad de El Calafate (la cual toma su nombre del pequeño fruto silvestre, semejante al arándano), dispone de tres locales: restaurant-wine bar, trattoria-pizzeria y parrilla-asador, todos ellos emplazados en la avenida principal de la ciudad. Nuestra experiencia (en dos visitas) fué en el restaurante wine bar. Decoración rústica, de montaña, madera y más madera, en suelos, techos y paredes. La separación entre mesas, en ocasiones (sobre todo a la hora de cenar) brilla por su ausencia.
La carta es amplia y ofrece básicamente productos de la zona, carne de vacuno y cordero patagónico. El apartado de postres es amplio, creativo y bien presentado, aunque a precios caros (precios de aquí: 7 euros aproximadamente). Vajilla y cubertería funcional. Platos bien elaborados y muy bien presentados. Servicio profesional, atento, dispuesto pero un tanto mecánico, sin alma.
La carta de vinos amplia, con casi todos los imprescindibles argentinos (más de doscientos), organizada por indicaciones geográficas y varietales. También ofrece una corta selección de vinos del resto del mundo a precios carísimos. Los vinos descansan en armarios climatizadores, se sirven a temperatura adecuada y con un correcto servicio del mismo, si el restaurante no está hasta la bandera, lo que suele ocurrir en la cena, no así en la comida). Cristalería de calidad.
Nuestra experiencia, en la ocasión de la comida, fue: como entrantes: croquetas de centolla y flores de salmón ahumado, como platos principales: ojo de bife sobre manto verde y bife de lomo, de postres: milhojas de maracuyá y couland de chocolate, café Illy. Para beber agua mineral y un joven Malbec Los Alamos. Todo ello por unos ochenta y ocho euros, al cambio, los dos, incluyendo el 10% del servicio.
Buena opción gastronómica, seguramente mejor para comer que para cenar, por la masificación, pero esta circunstancia ocurre en toda la ciudad, ya que durante el día la gente está visitando la atracción estrella “El Perito Moreno”.