Una cal otra de arena...

Por fin llegamos a probar el ambiente y la comida de La Cuchara de Rivas y seré muy escueta, las cosas que me marcaron tanto positivas como negativas:
- el maître tuvo un mal día, no dejaba de regañar a los empleados en voz alta delante de los clientes, una imagen desastruosa para un restaurante de prestigio y no fue ni una ni dos, durante las casi 2 horas que nos quedamos a "disfrutar" las pobres camareras hacían un esfuerzo enorme (pero sin resultado alguno) por atendernos amablemente con una sonrisa (más grimasa que otra cosa) y la verdad, no me extraña. Jamás se puede hacer tal cosas delante de los clientes.
- la segunda cosa que jamás se debería de hacer es colocar las botellas de agua, vino, copas usadas etc en la pasarela de cristal que tienen entre las mesas porque luego se hacen un lío y no saben qué botella pertenece a qué mesa, cosa que pasó con nosotros, la misma botella sirvió para tres mesas, luego sorpresa, en la cuenta venían reflejadas dos botellas y no una, menos mal que estaba al tanto.
- el fois de pato es una explosión de placeres para el paladar para no decir un verdadero orgasmo culinario, jamás había probado otro tan suave y delicioso!
- el picantón al escabeche es exqusito, pero ojo las dos zanahorias están algo duras y vienen cu su tallo verde (será sólo de adorno y yo me pasé comiéndome todo del plato).
- el postre es muy original tanto la espuma de mascarpone como el tartare de cereza con vainilla y chocolate blanco (muy suavecito y fresco, nada de empalagoso).

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