Bajo la dirección de Álex Sampedro, desde su restaurante de Oviedo (Los Tres Caracoles), este local presenta en Madrid sus propuestas, y son buenos alumnos: cuidan la selección del producto, se esmeran en la elaboración y ofrecen una cocina audaz, creativa. Conozco la casa matriz y puedo asegurar que su "embajada" está a la altura (y de paso invita a conocer su origen a quien vaya a Oviedo). Una opción de probar "nueva cocina" sin temor a quedarse con hambre ni a hipotecarse. En esta ocasión, gazpacho de remolacha con sardinas marinadas, pleno sabor y frescura idónea para la fecha. Después, paletilla de cochinillo con jugo de piña, con una textura estupenda. Acompañó un recomendado -fuera de carta- El Rincón, vino de Madrid del Marqués de Griñón, syrah y garnacha, que armonizó bien con el cochinillo. Los postres están un escalón por debajo del resto, pero el conjunto es bueno.