El local está situado en el paseo de la playa en Puzol, es una buena opción para comerse una buena paella a orillas del mar sobretodo en esta época del año. Entrantes correctos: mejillones (un poco pequeños, pero ración generosa), un plato de pan tostado con all i oli, ensalada (lo mas flojito, está claro que es una ensalada pero era un poco insulsa), y un sepionet. La paella Valenciana hecha a leña muy buena, para beber una botella de Matarromera. Un par de postres (tarta de queso y helado), y cafés. Buenos precios

Celebración familiar con niños en este restaurante que se caracteriza por tener una ubicación excelente, situado en el paseo de la playa de Puzol. Tiene mesas en el exterior, pero nosotros reservamos dentro. Al llegar, el restaurante estaba abarrotado y tardaron un poco en ubicarnos en nuestra mesa.

El salón tiene las mesas poco separadas y el ambiente era ruidoso, por el tumulto. En otras ocasiones he acudido entre semana y era mucho más tranquilo. Nuestra reserva era para las 14.30 hs y eso provocó que al solicitar algunas entradas estas se hubieran acabado. Al final nos decantamos por calamares romana (buenos), clochinas (buenas) y patatas bravas (correctas, otras veces estaban mejor). Como plato principal los niños tomaron entrecot, que tenia muy buen aspecto y que devoraron sin queja y los mayores pedimos arroz. Dudabamos entre paella del senyoret o un meloso de rape y nos ofrecieron una formula intermedia, que fue hacernos un meloso con los tropezones del senyoret. Te lo sirven en una gran cazuela de fundición y las raciones son muy generosas (en otras ocasiones no hemos podido terminarlo). Estaba muy bueno. Solo tomaron postre algunos y terminamos con cafés. La comida fue con cervezas, por lo tanto no evaluo el servicio del vino.

En definitiva, sitio agradable para comer, acceso comodo con facilidades para aparcar. Ideal para ir con niños que disponen de mucho espacio en el exterior y la comida está bien.

Restaurante que esta celebrando su 78 aniversario, situado en la resturada playa de Puçol, con su larguisimo paseo, que si se tiene la suerte que tuvimos nosotros hoy, en un domingo preciosamente soleado, se puede dar un bonito paseo para hacer un poco de boca.
En el restaurate puedes comer fuera, en las mesas del paseo, que con el dia tan bueno apetecia mucho, pero desgraciadamente no quedaban mesas.
Dentro su decoracion es rustica (ladrillo visto, vigas de madera...) mesas correctas, vajilla y cuberteria bien, no asi el coperio.
Tomamos calamares a la romana y gamba arrocera con ajos tiernos, buenos los dos entrantes (ojo que los platos salen con mucha cantidad).
Paella del senyoret para dos, en su punto de sal, grano enterito y muy sabrosa.
Comimos cn cervezas.
La carta de vinos es clasica y algo subida de precio.
Buen servicio en sala.Recomendable.